miércoles, 29 de julio de 2015

#21 - ¡La escena está preciosa!

Augusto Lagable
Posadas, Misiones



¿Qué te acercó a la música?
Desde chico sentí atracción por la música. A los once años comencé a tocar la guitarra, motivado por Guitar Hero 3.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Al comienzo tocaba solo, en casa, hasta que eventualmente integré mi primera banda, Bajo los Cimientos. Allí tuve mis primeros recitales y grabaciones.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Por lo general, compongo las bases primero, sobre eso armo las melodías vocales y, por último, escribo las letras.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Terminar un tema es muy placentero. Al menos en mi caso, es como sacarme un peso de encima. Por otro lado, probar las canciones con otros músicos y tocar en vivo, también es algo increíble.

¿De qué hablan tus canciones?
Algunas cuentan historias, otras hablan un poco de cómo me siento a veces y otras son frases acomodadas para sonar bien, que para mí no significan algo en particular; esto no quiere decir que no signifiquen nada, en absoluto. Me gusta dejarlas abiertas, a libre interpretación, e inclusive, ir dándoles un sentido conforme voy viviendo experiencias que se asocien a las palabras.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Con saber que hay gente que las escucha ya estoy conforme, pero si encima logran provocar algo en esas personas, me hace enormemente feliz. Por otro lado, siempre fantaseé con la idea de que mi música se baile, ¡eso sí que sería increíble!

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Comencé a editar música por mi cuenta el año pasado, por el simple hecho de que existían canciones en un formato más folk de lo que hacíamos con Bajo los Cimientos, mi banda de aquel entonces. Fue entonces que decidí grabar algunas con mi guitarra criolla y así surgió Yo, Acústico, mi primer EP, con tres temas. Una vez que Bajo los Cimientos dejó de tocar, comencé a dedicarme plenamente a mi proyecto solista, editando más música y participando en algunas fechas con amigos.

¿Cómo ves la escena musical?
¡La escena está preciosa! Les recomiendo que se pongan a escuchar música actual cuanto antes, que la hay en abundancia y de gran calidad. A nivel local, creo que si bien hay algunas bandas y proyectos solistas muy copados, lo que falta a veces son espacios donde organizar eventos y eso nos bajonea un poco. De todas formas, nos arreglamos y salen fechas muy divertidas, llenas de amigos y buena onda.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Ignacio del Pórtico y Alien Dude.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Creo que por un lado están las canciones acústicas de bonitas melodías, mientras que por el otro hay lugar para las composiciones en formato banda. Incluso podría mencionar la existencia de una faceta más electrónica y bailable.

¿Un disco?
¡El nuevo de Ignacio del Pórtico! Al momento de responder estas preguntas no se encuentra disponible, pero muy pronto se vienen unas RE canciones de Ig. Atenti.

¿Una canción?
“Veo Volar”, de La Playa de Luvert.

¿Una frase?
Hablamos poco, dormimos menos”, de Mapas Quebrados (Valentín y los Volcanes).

¿Un espacio?
El muelle (QEPD).

¿Con quién continuamos esta serie?
Jim Jim →

* Alejo Mendieta (Jim Jim) propone continuar con Juan Collado (Juan y los planetas) 

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "MICKEY MANTLE"

miércoles, 22 de julio de 2015

#20 - Nosotros, mis amigos y yo

Ignacio del Pórtico
Posadas, Misiones

Foto: Juanis Juanis Bobanis


¿Qué te acercó a la música?
A la música en sí estuve ligado desde muy chico por parte de mi hermana y mis padres, que me hacían escuchar música muy buena. Pero antes de los doce años nunca le había dado mucha relevancia al papel que cumplía en mi vida, creo que cuando descubrí la sensación del “rock” escuchando “Fuck Forever” de BabyShambles, me di cuenta que quería tocar la guitarra, y empecé a jugar mucho al guitar hero y de a poco fue naciendo una pasión que ahora ocupa el 95% de mis pensamientos.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
A los doce, mi viejo me compró mi primera guitarra acústica y también me enseñó a tocar los primeros acordes con canciones de Vox Dei o cosas así. De a poco fui quedando más obsesionado, mi viejo me veía muy apasionado con todo eso y me compró una guitarra eléctrica, con la que -ya a los trece- estaba todo el día encerrado en mi pieza tocando e imaginándome que era Hendrix. A partir de eso, estuve muy metido en el tema, escuchaba de todo y no me aguantaba las ganas de tener una banda. Nos organizamos con unos amigos del colegio y armamos una banda a los catorce años llamada La otra cara de la nada. A partir de eso, la música se convirtió en un viaje de ida.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No tengo una metodología en especial, pero mis canciones nacen de momentos de angustia o de mucho amor, siempre en esos extremos. Cuando quiero regalarle algo a alguien, le escribo una canción, o cuando me siento vacío y quiero gritar, también. Básicamente, es sentarme a improvisar con la guitarra y cantar lo primero que se me venga a la mente. Luego de tener algo mínimamente armado, paso a la parte de grabación, donde le sumo otras guitarras, teclado y todo lo demás.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Cuando ya tengo la canción terminada y grabada y la puedo escuchar una y mil veces sin cansarme.

¿De qué hablan tus canciones?
De amor.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Espero que me gusten, que me hagan sentir bien, sobre todas las cosas. Después, que llegue y la escuche la mayor cantidad de gente posible.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Empecé mi camino solista a mediados del 2014, cuando me di cuenta que tenía una serie de canciones que no pegaban con el estilo de mi banda La otra Cara de la Nada. Y me parecía que eran canciones que tenían  que existir y que la nueva generación de “solistas” estaba dando una gran oportunidad para escuchar y darle espacio al proyecto de cualquiera que quiera hacerlo. Empecé a escuchar mucho Mac deMarco y me di cuenta que en el formato solista se pueden hacer cosas hermosas, en las cuales podés hablar de lo que vos quieras y que suene exactamente como vos querés.

¿Cómo ves la escena musical?
En este momento creo que la música está pasando por una etapa de oro, donde existen las herramientas para que cualquiera que quiera hacer música pueda hacerlo. Es fácil grabar, es fácil difundirla, sólo queda la parte creativa y tenés todo. Me parece un momento hermoso, donde están naciendo proyectos de todos lados y se está formando una escena cada vez más fuerte, con esencia fresca donde los jóvenes nos sentimos cada vez más identificados.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con mis amigos, que la mayoría hacen música, entre todos estamos formando una especie de escena en la cual todos tenemos que ver con todos. Yo me sé las canciones de mis amigos y ellos las mías, me siento muy feliz y totalmente agradecido de que se me presente esta situación de poder compartir con mis amigos algo tan hermoso como la música propia, hasta tal punto de que sus canciones me hagan llorar y pensar que no hay nada mejor. Quiero destacar fuertemente a la banda La Playa De Luvert, que son amigos míos y que me emocionan cada vez que tocan.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Creo que no, siento que en mi zona los únicos que hacemos música con la cual me siento identificado somos nosotros, mis amigos y yo, y que a la vez todo es una retroalimentación. Fuera de nuestra “escena” me parece todo bastante agrio.

¿Un disco?
Un largo invierno en el que no pasaba nada, de Metamorfosis Ambulante.

¿Una canción?
“El día”, de La Playa De Luvert.

¿Una frase?
Nunca le des la espalda a un ninja”.

¿Un espacio?
El sillón en mi balcón.

¿Con quién continuamos esta serie?
Augusto Lagable →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "Un árbol en mi ropero".

miércoles, 15 de julio de 2015

#19 - Me manejo a pura búsqueda, sin tener puertos muy claros a donde llegar

Juan Báez Nudelman
Posadas, Misiones.



¿Qué te acercó a la música?
Mis padres, fundamentalmente. Ambos supieron estimular desde siempre una sensibilidad por diferentes tipos de creatividad, entre ellas, la música, tanto por el sonido como por las letras de las canciones.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Un compañero de la escuela quiso empezar a tomar clases con mi viejo, y me uní. Teníamos más o menos once años y aprendíamos canciones populares de rock y folklore. De ahí recuerdo unos primeros ejercicios de digitación y los primeros acordes. Detestaba las cejillas. Luego, de adolescente, como autodidacta, me sentaba en la computadora a sacar canciones.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Ojalá. Soy más ordenado en otros lugares. En la música me manejo a pura búsqueda sin tener puertos muy claros a donde llegar. Ante todo busco disfrutar y volver al goce que uno siente por hacer.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
La repetición. Luego de encontrar la dinámica que puede tener una canción, me encanta repetirla sin pretensiones una y otra vez hasta que sea mía. Y eso no depende de si la compuse o si estoy sacando una canción ajena. Creo que la repetición se apropia de algo, y así te permite cambiar, tener una identidad propia al momento de interpretarla.

¿De qué hablan tus canciones?
Nunca lo pensé mucho. A lo mejor sospechan de la ambivalencia de las cosas, y recorren lugares cotidianos, paisajes íntimos, pero también emociones fuertes, sentimientos amplios, de uno por el todo, desde el uno. En todo caso, decir algo en una canción es como entrar en conciencia de la inmersión/exposición que uno siente ante el mundo y lo que excede a ese mundo.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que me gusten, que reflejen ese afecto por hacer cosas. Si uno disfruta, seguro en el afuera se percibe y algo puede pasar. Si no estoy cómodo conmigo tampoco estoy cómodo con lo que hago.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Más o menos, luego de llegar a Buenos Aires a estudiar. Compartí algunas canciones con amigos que me incentivaron a salir a mostrarlas. Quería ver qué pasaba, la idea me entusiasmó cuando vi que generaba algo lindo en mis compañeros. Suelo tocar solo porque no me gusta forzar una relación de trabajo.

¿Cómo ves la escena musical?
Me encanta. Estamos en la era de la información, y la circulación de la música es impactante. Nunca escuchamos todo lo que nos proponemos escuchar, pero eso es una hermosa bendición. La mixtura de géneros, la cruza de identidades. La aparición de los productores musicales amplió mucho el espectro de posibilidades. Gente que se dedica a intervenir y reformular lo que escucha como agente activo hace falta siempre.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Los músicos que admiro suelen pertenecer a experiencias que están por fuera de la canción. En cierta forma, la búsqueda de artistas como el entrerriano Pol Nada o Coiffeur, me causan un gran impacto y presto mucha atención a lo que dicen y el sonido que interviene en su discurso. Siempre relaciono el concepto de trabajo con su resultado, y flasheo.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Sí, totalmente. Tenemos una importante cantidad de bandas, artistas y productores en nuestra provincia. Posadas no es el único punto, en Oberá hace años se realizan eventos culturales muy buenos, en total independencia de la capital. A su vez, siempre se percibe y se valora el intercambio entre ambas. Estamos atravesados por el folklore argentino, la música paraguaya y brasilera en todos sus géneros. Aunque los músicos no se dediquen enteramente al folklore, estamos totalmente condicionados. Por más que escuches indie, hip hop, black metal o electrónica, el paisaje es dominante y alimenta en forma y contenido.

¿Un disco?
Corochiré, de Cecilia Pahl.

¿Una canción?
“Por admiración”, Ninja, de Cecilia Moya.

¿Una frase?
“Me despierto en una autopista, abro los ojos y está todo lejos”. Pol Nada, en la canción “No me quedo quieto” del disco Querés estar solo.

¿Un espacio?
Hace un tiempo trabajamos con un evento mensual llamado Periferia. Sucede en la ciudad de Posadas y busca nuclear a escritores, editoriales independientes, emprendimientos autogestionados, artistas y productores culturales.

¿Con quién continuamos esta serie?
Recomiendo a Ignacio del Pórtico, porque es un capo →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "TSUNAMI"

miércoles, 8 de julio de 2015

#18 - El placer es el proceso en sí

Ezequiel Andrés Schaerer
Posadas, Misiones - La Plata, Buenos Aires.



¿Qué te acercó a la música?
Mi vieja.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Cantar en mi casa, arriba de las músicas que se escuchaban. Y en cuanto a lo grupal, la estudiantina, que es una especie de carnaval de colegios que compiten, que consiste en una banda de música y de tambores , un cuerpo de baile y desfile de carrozas.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
En general, escribir una letra y en base a eso, lo que trasmite, mandar un estilo, una emoción, ciertos acordes y melodías que concuerden con lo que digo. Si es triste, armonía menor; si es confusa o conflictiva, mandar disonancias; si es alegre, acordes abiertos. Y así, por lo general...

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
El placer es el proceso en sí, aunque es innegable el gozo justo antes del final, cuando hallaste lo que buscabas.

¿De qué hablan tus canciones?
De lo que pinta, de lo cotidiano, de lo que me emociona, de los sentimientos bajos, de los sublimes, de lo croto y de lo dulce.

¿Qué esperas que pase con tus canciones?
Que me liberen de algo que está adentro y poder compartirlo, generar un nexo, una complicidad y a veces, también discrepancias, porque es natural y eso está bueno, porque lo hace a uno pensar en lo que estás diciendo, en las diferentes manifestaciones de las cosas, o en que se puede mirar de varias maneras una misma cosa, un sentir, un pensar.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
2011 y por un optimismo que no sé de dónde salió, jajaj. Creo que me di cuenta que me gustaba tocar y cantar y escribir letras, y que ya con eso podía expresarme. Y también y más que nada, soy interprete...

¿Cómo ves la escena musical?
La escena... Lo podría interpretar como el circuito, y lo veo, por lo menos en La Plata, un poco acotado, aunque generoso para aquel que no tiene pretensiones de lucrar con la música. Hablo de los músicos, aunque no me puedo quejar mucho porque ¡me he cruzado con gente buena y generosa muchas veces!

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con Roma Roldán, Cecilia Moya, Franco Coccia, Marcia Iglesias, Marco Gobello, Ana Chauvin y Juan Baez.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Lo acústico, el dúo, lo mínimo, lo íntimo quizás...

¿Un disco?
Reversible, de Roma Roldan, y Tren, de Franco Coccia, ja.

¿Una canción?
“Planes”, de Roma Roldán.

¿Una frase?
“¿Qué ha pasado con mis planes? ¿Cómo fue que te perdí?”

¿Un espacio?
Bueno, un espacio nuevo, que la está remando con talleres y recitales, donde hacen comida y hay barra, expo de fotos y escenografías lindas, la casa de una amiga, "Lo de Chicha".

¿Con quién continúa esta serie?
Juan Baez Nudelman  →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "Presente"

miércoles, 1 de julio de 2015

#17 - Que no sean nunca románticas, que abracen a muchas personas, que caminen por donde quieran

Roma Roldán
Castelar, Buenos Aires

FOTO: Marina Liendo - Casa Frida, Ituzaingo

¿Qué te acercó a la música?
Sospecho que la curiosidad, y una persona en particular, mi abuelo Aparicio. Él tocaba la guitarra y restauraba instrumentos con pedazos que se encontraba en la calle. Tengo imágenes con mucho olor a madera y polvillo, un arpa, un violín, y su guitarra floreada. Calculo que me gustaba visitarlo porque siempre estaba escuchando música (sobre todo chamame), y además fue quien me enseño a silbar, ¡mi primer desafío melódico!

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Claramente la percusión fue mi mayor aventura cuando era chica. Juntaba muchos potes y palitos de helado para armarme una batería. Mis viejos, perdón, los reyes magos, me regalaron un teclado que en ese entonces para mí era gigante, y me gustaba jugar con  las bases que venían predeterminadas, sumarle algunas notitas. Y creo que ahí empecé a cantar un poco, arriba de esas bases. Mi primera guitarra llegó como a los nueve, era usada y estaba destruida, pero fui aprendiendo acordes. A los doce me regalaron una acústica ¡gigante!, con la que empecé a componer canciones, las grababa en casete y se las mostraba a una o dos amigas, era bastante vergonzosa.

¿Tenés alguna metodología de composición y trabajo?
No, sólo dedicarle el espacio y tiempo que necesita la canción. El momento puede ser cualquiera, una melodía con palabras o sin ellas, viene como un soplo fresco entre todo lo que me toca vivir (por más que sea algo triste). Si no tengo una guitarra, a veces la melodía espera, a veces no. Si tengo una guitarra a mano, la voy acompañando, busco un espacio de soledad, lapicera y hoja o el mismo celular puede servir.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
¡Cuando te la tatuás! Cuando forma parte, cuando la canción se desprende de lo técnico y podes jugar sobre la idea “sólida”, moldearla cada vez que la tocás para que SEA en ese momento. O cuando pasa el tiempo y podes re-significarla, eso es muy loco.

¿De qué hablan tus canciones?
Hablan de procesos, de estados e intenciones. Son reflejos, por momentos crudos, pero con un tinte de melancolía y dulzura, son sólo una de las infinitas formas de transitar lo que genera vincularnos con otrxs y con nuestra existencia misma.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Espero que siempre sean un viaje que dure esos minutos, que puedan generar una intensidad en ese presente y sin doler. Que no sean nunca románticas, que abracen a muchas personas, que caminen por donde quieran.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Lo empecé hace unos seis años, cuando empecé a autonombrarme "Roma" y me animé a tocar canciones en algunos espacios amigos, la necesidad de dejar que todo brote ya era incontenible. Venía componiendo hace rato y el hecho de que varias personas me den ánimo y ganas de cantarles, fue de gran ayuda para comenzar a soltar.

¿Cómo ves la escena musical?
Bastante activa, muchos espacios independientes y nuevas ideas. Lo más difícil es llevar un proyecto artístico como forma de supervivencia, y creo que la autogestión lo permite pero es necesario que todas las partes se tomen en serio el laburo, que los espacios generen propuestas y que lxs artistas sean parte de la producción. Que la gente como público se sienta convocada a aportar/apoyar estas movidas. 

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
El parentesco va a veces por el lado del formato, el circuito y las amistades, más que por el estilo musical. Por nombrar algunxs solistas del entorno: Joe Palangana, Jaz Pimentel, Coiffeur, Guille Beresñak, Juanito el Cantor, Sol Marianela, Caro Tapia, Jorge Salinas, y también gente que compone bandas, como los chicos de Se Armó, Frico y la noche de la alarma, Hamaneratto, y tantas lamparitas nuevas que se van compartiendo.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
La verdad es que encuentro una ensalada increíblemente hermosa, mucha variedad y mucho por conocer en la zona. Hay pequeños circuitos que se dan por afinidad, pero están cada vez más conectados entre sí. Creo que la identidad son esas fusiones.

¿Un disco?
El sueño de las ballenas, de Juanito el Cantor. Es un viaje.

¿Una canción?
“Haga dudar”, de Coiffeur.

¿Una frase?
Hay que llenar el planeta de violines y guitarras en vez de tanta metralla”, Chavela Vargas.

¿Un espacio?
Las casas y lugares amigos que abren sus puertas para compartir el arte, Casa Frida, Guayaquil, Gorjeos, Granola, Escuela de Circo de Pies a Cabeza, El Transformador de Haedo, etcétera. Y la salita de ensayo, sin dudas.

¿Con quién continúa esta serie?
Ezequiel Schaerer, un amigo artista increíble con el que me animé a brotar →

LA MÚSICA POR SU CANCIÓN: "ENTRE LO VERDE"