miércoles, 28 de octubre de 2015

#34 - La música tiene el poder de transformar las cosas en este mundo

Facundo Cámpora
Cañada Verde, Córdoba.



¿Qué te acercó a la música?
Desde la niñez escuché música, por inclinación de mi familia. Mi abuelo paterno dirigía la Banda Municipal de mi pueblo y pasé a formar parte; también era profesor de guitarra, con quien llegué a estudiar. Mi padre, cantor, guitarrero, compositor y con grupos folklóricos. Mi madre, cantora de entre casa. También se daba la frecuente visita de gente del folklore de diferentes provincias, muchos reconocidos. Se escuchaban casetes y discos también, todo muy variado en cuanto a géneros. La música estuvo desde la niñez.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones? 
El bombo, a los tres o cuatro años, por ahí nomás aprendí a cantar la milonga “Los ejes de mi carreta” y mi viejo me acompañaba con la guitarra...  Luego el charango, siempre inquieto con probar sonidos, algo de quena... Lo que apareciera. Hasta que me decidí por la guitarra, a los catorce años. Con mi hermana cantábamos a dos voces las canciones que escuchábamos de los grandes y se sumaban primos y amigos.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
La necesidad de expresarme me llevó a buscar y probar maneras, explorando, intentando... Con el tiempo se van puliendo y vas sabiendo cada vez más lo que querés decir. Suelo tener épocas o ciclos, me pongo con una melodía que aparece o algún golpe de emoción hasta darle forma. También viajar es y sigue siendo un estímulo enorme para crear. Cada uno se va encontrando en este camino de expresarse y cada tema te va encontrando también. Algunos llevan años y otros salen en diez minutos...

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical? 
Para mí son pasos todos importantes y disfrutables si se está atento. Desde la intención o el impulso hasta la conclusión. Y de ahí en adelante con lo que pueda pasar con un tema, porque una vez que lo compartís ya tiene su propia vida, más allá de nosotros, y la satisfacción sigue. 

¿De qué hablan tus canciones?
Hablan de mis sentimientos y opiniones sobre cosas de la vida, de la Tierra, la naturaleza, de gente... Me gusta rendir homenaje a momentos o personas que me han enseñado algo. Procuro ser fiel a mí mismo, que me guste lo que hago, que me emocione, me transforme.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que sirvan para algo. Así como me han tocado y me tocan el corazón temas o canciones de gente que escucho y digo “eso”, que me da paz, alegría o fuerza, que me dice vamos que vale la pena o me deja en un mundo de cavilaciones más allá de la razón. Si mis canciones sirven así o parecido estoy realizado en ese sentido.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué? 
Creo que siempre ha estado presente el camino solista, de expresarme así, de encontrarme con la guitarra y la voz. Y siempre están presentes infinidad de combinaciones para compartir.  A propósito de “no tan solistas”, este año grabamos un disco homenaje para mi pueblo natal (Cañada Verde o Villa Huidobro) con un montón de invitados, cerca de sesenta, algo muy lindo.

¿Cómo ves la escena musical?
Siento que las músicas, junto a muchas artes, son llaves para abrir los corazones. Tenemos una enorme herencia que nos antecede y está en nuestras manos cuidarla; un presente que nos abraza y se proyecta hacia un futuro muy prometedor… ¡Sí! La música tiene el poder de transformar las cosas en este mundo. ¡Así que a tocar y cantar hermano!

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Uh, afortunadamente tengo tantos hermanos... Como dice el poeta. Te puedo citar a Lucas González, Sandro Rodríguez, José Luís Aguirre, Carlos Bordón, Julieta Valverdi, Enzo Nicola, Elías Domínguez, Pablo Jaurena, Martín Castro, Sabrina Vera, Mario Díaz, Fernando Morales, entre mucha gente más con la que crezco en cada encuentro o escuchando sus cosas. Siento destacar de manera especial a Hilda Herrera como referente en la composición, interpretación y la docencia.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
¡Sí! Y en este sentido he dedicado años a investigar a los que nos precedieron y sus aportes. En la medida que averiguás y buscás las raíces, te vas dando cuenta de la riqueza impresionante que tenemos en muchísimos lugares de la provincia y en cada lugar del país. Por ejemplo, junto a Pablo Jaurena, músico bandoneonista y amigo, hicimos un trabajo de estudio y rescate de la obra de Cristino Tapia (1891- 1972) compositor cordobés, tarea de dos años que nos acercó a un acervo muy enraizado y auténtico, y que te hace tomar conciencia de las grandes obras que nos preceden y que a veces no tienen el reconocimiento que merecen.

¿Un disco?
Señales luminosas, de Hilda Herrera.

¿Una canción?
“El cosechero”, de Ramón Ayala.

¿Una frase?
“Quien canta reza dos veces”.

¿Un espacio?
El corazón.

¿Con quién continúa la serie?
Con el amigo Fernando Morales →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "MI CORAZÓN AL LATIR"

mi corazon al latir from Facundo Cámpora on Myspace.

lunes, 19 de octubre de 2015

#33 - Soy Diaguita Calchaquí, esa es mi voz en este mundo

Sandro Martín Rodríguez Kunturi
Diaguita Calchaquí, del valle de Cafayate, Salta.



Mi nombre es Sandro Martín Rodríguez Kunturi, mi origen es Diaguita Calchaquí. Mi familia es del valle de Cafayate en Salta. Actualmente vivo en Córdoba, donde trabajo entre otras cosas con Interculturalidad y Salud.  En la lucha de los Pueblos Originarios.

¿Qué te acercó a la música?
En casa de mis padres siempre hubo música, de todo tipo, aunque abundaba lo más popular. Me crié en una villa de Salta y mi viejo tenía el único tocadiscos del lugar, así que en su carpintería se armaban los cumpleaños y las fiestas de fin de año. Él y mi madre cantaban muy bien, además mi  abuela materna era coplera.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Comencé a tocar la guitarra en el barrio, era el más chico del grupo, la mayoría veníamos de familias del interior, con el canto de coplas y las carpas en la herencia familiar. En aquella infancia era muy común jugar y luego parar debajo de un árbol donde comúnmente circulaba una guitarra o una quena. Siempre había alguien dispuesto a enseñarte algo. Prácticamente aprendíamos a tocar haciendo canciones propias, era natural, nos conocíamos muy bien así que no había problemas en mostrarnos tal cual éramos.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Ha pasado de muchas formas pero hoy creo tener cierta madurez en esto. Primero hay una intención, un para qué o para quién, luego es buscar “la idea”, que es lo más importante para mí. Cuando está la idea, hay que dejarla crecer (musical o literaria, una tiene a la otra), leer, investigar, pensar en eso todo el día como una bella obsesión, todo puede relacionarse con la idea, porque de hecho, en mi cultura todo está relacionado, es forzar y es fluir.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Todo. Cuando está la idea, siento que encontré un tesoro. Cuando puedo conectar las partes, es mágico. Siempre pienso que voy a hacer la mejor de todas mis canciones y así me comprometo… Aunque por ahí no salga así.

¿De qué hablan tus canciones?
De mí, de la familia, de gente que amo y que lucha. De todo lo que viene conmigo desde los comienzos de los tiempos y sigue en los hijos atravesando el tiempo y el espacio. Soy Diaguita Calchaquí, esa es mi voz en este mundo.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que viajen y vuelvan con otros colores.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Siempre hice música en grupo, me parece la mejor forma, como cuando jugábamos de niños.
Estoy retomando mi músico, paré un buen tiempo para desarrollar otras áreas de mis búsquedas, concretar otros estudios y la familia. Solista es en este momento como estoy volviendo  al juego.

¿Cómo ves la escena musical?
Muy interesante, escucho mucha música, de todo, aunque siempre miro a los nuevos autores y compositores, disfruto mucho de ellos y me mantienen encendido.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Me gusta y estoy siempre siguiendo las producciones de Ramiro Gonzáles, Facundo Cámpora, Ana Robles, Elizabeth Morris (Chile), Mario Díaz, Lucas Heredia, Jorge Fandermole, José Aguirre… Por suerte hay muchos.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
No pude advertir aún eso en Córdoba, tan citadina y diversa, que mira mucho a otros lados. Eso es bueno también, pero musicalmente me identifico con el interior más interior, caso Tucumán, la Rioja, Jujuy… Con la pequeña aldea que se mira más para adentro.

¿Un disco?
De mi entorno, el disco Canción Cordillerana, del Dúo Capayán. Es bello de principio a fin, me sorprendió la alta literatura y música, es un disco con tan buenas nuevas canciones que ya son clásicas. Para mí fue un estímulo.                                                

¿Una canción?
De los nuevos cantautores hay muchísimos temas que se me vienen a la memoria, pero voy a citar “Collage de Río”, de Sebastián Ibarra, del disco homónimo.

¿Una frase?
“Un mundo donde quepan muchos mundos”. Una de las consignas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). La Diversidad es la riqueza del Planeta.

¿Un espacio?
Los cerros de mi infancia en Salta. En Córdoba, cualquiera, con mis hijas.

¿Con quién continúa esta serie?
Con el amigo Facundo Cámpora →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "LOS TRES RÍOS"

miércoles, 14 de octubre de 2015

#32 - Que una canción puede sanar, modificar una realidad, crear identidad, reunirnos…


Giulia Gaia Delfini (De a pie)
Córdoba




¿Qué te acercó a la música?
Creo que el canto brotó en mí como algo casi instintivo que traía conmigo y que me acompañó siempre naturalmente. Sin embargo, podría no haber sido mi elección la de hacer música, cantar y decir; en este camino tuvo mucho que ver una familia llena de cantores y artistas plásticos, ellos hicieron del arte un lenguaje común para mí. Mi padre es caricaturista pero ama profundamente el canto, mi madre tiene la dicha de una voz bella, grave y profunda, creo que estas son las primeras influencias que me atravesaron. Mucho después vinieron grandes músicos a llenar estas ganas de sentidos, ahí entra Mercedes Sosa mediante un casete que escuchábamos mucho en mi casa, más tarde Spinetta, Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Atahualpa y un caudal inmenso de músicos, libros y realidades que te invitan a cantar y a expresarte por la necesidad de participar en la realidad desde el sonido y la palabra.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Como mencionaba antes, el canto me acompaña desde que tengo memoria, no sé cuándo empecé a cantar, si sé cuándo lo empecé a hacer a conciencia. Esto fue en mis primeras presentaciones de niña, cantando a capela para los amigos de mis papás, en reuniones de guitarras y asado. Después fueron las formales audiciones del colegio de música al que asistía, donde paradójicamente me desconecté bastante con la música, y mi definitivo encuentro es el que transito hace unos años, hoy se llama De a pie.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Creo que el proceso creativo siempre es distinto, por lo menos en mi caso. En un principio las canciones salían desde vivencias que me marcaban y realidades que me inquietaban, entonces partía desde la palabra y luego venía el juego de sonar y buscar con mi compañero Tabaré en su guitarra. Ahí, con suerte salía una melodía y entonces comenzaba a nacer una canción. Hoy en día, a veces surgen de esta forma, a veces de jugar con las palabras, a veces de una idea y otras de una melodía. Con Tabaré y De a pie (nuestra banda) componemos actualmente juntos, esa creo es otra forma de componer.  

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
El más ajeno a los prejuicios, la parte lúdica donde la canción todavía no se considera canción y por ende está libre de solemnidades. Otro momento interesante y donde yo creo que también se va macerando la canción, es en la exposición al otro, hay un aura que rodea a cada canción y el otro es un espejo que nos da claridad o confusión sobre lo que hacemos y te hace preguntarte que querés generar con cada canción, si conformidad, incomodidad o transformación.

¿De qué hablan tus canciones?
Desde problemáticas sociales hasta hechos muy personales que me atraviesan o simplemente ideas que deseo plasmar, pero siempre desde una búsqueda que intenta no caer en patrones colonizantes.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que le sirvan a alguien, que me trasciendan si son necesarias o que simplemente habiten el instante. 

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Bueno, en realidad muy poco tiempo caminé sola la música, el canto necesita de otras vibraciones para sonar y estos últimos tres años sonamos con Tabaré como dúo. Con él creamos De a pie, donde hoy somos cinco los que caminamos (Yo, Tabaré Ríos, Otho Vidal, Juancho Croce y Natalia Terán).

¿Cómo ves la escena musical?
Fértil, cada vez somos más los que nos animamos y las posibilidades de hacer música son cada vez más accesibles. A su vez, estas posibilidades nos permiten elegir con mayor libertad qué hacer y cómo. Sin embargo creo que se debe seguir profundizando a nivel cultural y desde las políticas de Estado para poder ver la música desde otro lugar y que una persona que dio su vida por la música, la belleza, la palabra y por el otro, pueda tener una vejez tranquila y cuidada, no arriba de los colectivos o en las calles canjeando la risa y la música por unas monedas.   

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentada?
Con los que están más allá de las discográficas, apostando y creyendo en el potencial transformador de la canción, con los que entienden que una canción puede sanar, modificar una realidad, crear identidad, reunirnos y armonizar. Bajo este concepto me siento emparentada con músicos de lo más diversos. Principalmente, con quienes tienen un respeto por nuestra música de raíz y nuestra identidad Latinoamérica.  

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Circulando espacios culturales y peñas me encontré con artistas enormes, con búsquedas nada superficiales, letras profundas, arraigados a su paisaje y con estéticas que desmontan muchas mentiras. Ésta es una identidad con la que me siento profundamente identificada. Sin embargo, Córdoba tiene una multiplicidad de identidades tan diversas como ricas y todas hacen en algún punto a la propia.

¿Un disco?
Pájaro Rojo, de Paola Bernal.

¿Una canción?
“Los tres ríos”, Sandro Rodríguez.

¿Una frase?
“Allí donde otros exponen su obra, yo sólo pretendo mostrar mi espíritu”, Antonin Artaud

¿Un espacio?
La casa del viento.

¿Con quién continúa esta serie?
Lo invito a Sandro Rodríguez 

LA MÚSICA POR SU CANCIÓN:  "LA NÁUSEA"

miércoles, 7 de octubre de 2015

#31 - De antes de nacer

Emanuel Berro
Rosario, Santa Fe



¿Qué te acercó a la música?
Me gusta pensar en que mi primer acercamiento viene de antes de nacer, en los latidos del corazón de mi vieja, en lo que me podrían haber cantado o en la música que podría haber llegado a mis oídos. Mi papá escuchaba mucha música y solía poner algún disco por las noches, antes de dormir, cuando con mis hermanas éramos chicos. Puedo nombrar eso como un acercamiento, siendo niño. Después, seguramente, el jardín de infantes, la primaria y la radio. Yo escuchaba mucha radio. Ya de más grande, fue un canal expresivo y de catarsis muy grande. Podría racionalizar mi acercamiento a la música de varias maneras, prefiero dejarlo como una multiplicidad de bellos factores.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Recuerdo cuando, a los siete u ocho años, agarraba una guitarra pequeña que tenía mi abuela materna y rasgueaba con la mano derecha creyendo que eso ya era “tocar” la guitarra. Ya era algo, sin duda. Podría decir que mis primeras incursiones, de manera sostenida y estable, fueron en el secundario, en dos ámbitos. Primero, en el grupo juvenil de mi colegio, cuando animábamos las misas y celebraciones o en las primeras guitarreadas. Y segundo, el profesor de música del colegio nos proponía hacer actuaciones en vivo, armar repertorios y cantar. Yo aprendí a tocar la guitarra a los trece años, con un profe particular que vivía frente a mi casa, de manera que contaban conmigo para ese tipo de actividades.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No, no la tengo aún. Hay épocas más fecundas que otras y trato de tocar algo todos los días. Como mis conocimientos teóricos de música son básicos, me manejo bastante intuitivamente, armando armonías y melodías que me gustan por cómo suenan, tratando de pasar a la guitarra cosas silbadas o cantadas. Y generalmente, si ando con una idea o intención de letra clara, trato de ir componiendo junto con la música.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Siempre que toco y canto alguna canción mía o de otra persona y me sale fluida, bonita, clara, es placentero para mí. También lo es el momento de la devolución, cuando quienes te escuchan te demuestran sinceramente que lo que estás haciendo les llegó, les dijo algo, les emocionó. Pero sin duda que el momento más placentero del proceso, en mi caso, es terminar una canción propia, ajustar los detalles, pulir la letra, cantarla varias veces y que ya no haya ni una palabra o un acorde que no me guste cómo quedó.

¿De qué hablan tus canciones?
Creo que sobre todo hablan de mi forma de sentipensar y de estar en el mundo. Por un lado, los temas tienen que ver con intereses o intencionalidades que me atraviesan desde siempre y que hablan de la historia personal, como pueden ser la libertad, la memoria, el amor, el recuerdo, el disfrute, el poder estar plenamente en el aquí y en el ahora. Pero también se nutren de mi visión de las cosas que pertenecen más a lo social, a lo común, a lo de todxs, como la justicia, el trabajo, el tiempo, la cotidianeidad. También es cierto que son dos realidades que están demasiado relacionadas como para separarlas. Podría agregar, a modo de resumen, que son una lectura de lo que pasó, de lo que pasa y de lo que quisiera que pase.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Espero que crezcan, que se multipliquen, que sigan siendo honestas y que sean bien recibidas, gusten o no.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Pensar en el “camino solista” no me representa del todo, aunque sí me gusta pensar en que puedo compartir y defender mis canciones de manera solista, más allá de que pueda formar algún grupo algún día. Simplemente se dio, comencé a tocar mis canciones en los ámbitos más cercanos, de amigos, de militancia, con cierta urgencia de mostrar, de compartir y me fui encariñando con la idea de hacer canciones. Hoy toco mucho más de manera solista que de forma grupal, tal vez por una cuestión de simplificación y de moverme más rápido, y por qué no para ponerme a prueba a mí mismo y ponerle el cuerpo a las canciones. Pero me gusta pensar en un dúo o trío en el que hagamos canciones mías y de otrxs. El hecho de ser un grupo y estar en sintonía con otrxs también dice mucho y enriquece las canciones, es más poder.

¿Cómo ves la escena musical?
Muy fecunda, muy nutrida, con mucha diversidad de propuesta, ganas de juntarse, de conocerse y gran capacidad de autogestión de muchos cumpas. Admiro mucho a algunxs compañerxs que además de tener una propuesta musical muy bella, con mucha poesía y música, son capaces de ir construyendo su camino de manera autogestiva, aunque cueste mucho.

¿Con qué músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Aunque me reconozco a varios años luz en lo que a dedicación y trabajo se refiere, me identifico mucho con la propuesta y la búsqueda de músicos como Lucas Heredia (Córdoba), Julián Venegas (de Rosario), Juan Aznárez (del grupo El Mayllín y el dúo Aznárez- Cortéz). Pero también disfruto y me emociono mucho con músicos como José Luis Aguirre, Ramiro González, Paola Bernal y otros, menos conocidos aún, como Sandro Rodríguez (de Salta) o Facundo Amuchástegui (de Córdoba).

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Pienso que hay búsquedas o lenguajes similares, tal vez intereses parecidos de comunicar cosas de forma similar. Hay sonoridades o estilos que se repiten demasiado, también, para mi gusto. Pero sobre todo pienso que es un momento de apertura, de diversidad, y no me animo a sacar muchas conclusiones, porque tampoco conozco tanto.

¿Un disco?
Puentes invisibles, de Lucas Heredia y Julián Venegas.

¿Una canción?
“La buena luz”, Julián Venegas.

¿Una frase?
“El mundo no es, el mundo está siendo”, Paulo Freire.

¿Un espacio?
La plaza de mi barrio: Plaza Cisneros, Alto Alberdi, Córdoba.

¿Con quién continúa la serie?
De a pie →