sábado, 29 de julio de 2017

#86 - Reivindicación de la canción

Karina Vismara
Balcarce – Inglaterra - Ciudad de Buenos Aires.






¿Qué te acercó a la música? 
En mi casa siempre se escuchó música y crecí rodeada de instrumentos. Mi viejo tenía una banda y me encantaba escucharlos ensayar.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Comencé a tocar el piano y a cantar cuando tenía nueve años, con la ayuda de unos cancioneros de los Beatles que tenía mi viejo y una casetera. A medida que iba aprendiendo a acompañarme, empecé a tocar con él por las tardes y a los catorce años me colgué la viola y formé mi primera banda con amigos.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Por lo general me siento a tocar la guitarra un buen rato hasta que sale algo que me gusta y parto desde ahí.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
¿Hoy?, tocar en vivo.

¿De qué hablan tus canciones?
El álbum Casa del Viento es, en su mayoría, una recopilación de historias que tienen que ver con mi vida personal, experiencias, vivencias y momentos que me marcaron por alguna razón.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que viajen y sean recordadas.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Empecé a tocar como solista en 2011. La razón es muy simple, tocar en formato banda es muy difícil cuando uno quiere vivir de la música. Es muy caro moverse, ensayar y ni hablar de coordinar horarios con otros músicos, que al igual que yo tienen muchos proyectos/trabajos.

¿Cómo ves la escena musical?
En crecimiento.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentada?
Jonah Schwartz (aka Diente de Madera), Nico Bereciartua, Dani Ferretti, Tarsitano, Leo Parra.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
En la escena del folk, lo que veo es una reivindicación de la canción.

¿Un disco?
Lo que aprendí viendo películas malas, Tarsitano.

¿Una canción?
“Hermosa e Inteligente”,  Tarsitano.

¿Una frase?
“Life is what happens to you while you’re busy making other plans”, John Lennon.

¿Un espacio?
El campo.

¿Con quién continúa la serie?
Daniel Ferretti →

LA MÚSICA POR SU CANCIÓN: “Viento del Este”

viernes, 19 de mayo de 2017

#85 - Fue y sigue siendo, hermoso y vertiginoso, desafiar todo para seguir en este camino

María Gracia Geranio
Castelar, provincia de Buenos Aires.



¿Qué te acercó a la música?
Sin dudas lo primero que me acercó, como debe sucederle a todos los seres en este mundo, es el placer de escucharla. Es instintivo, lo veo en mi nenes desde sus primeros días de vida, la música te conmueve instantáneamente, te hace mover el cuerpo, sonreír, imaginar… Mi fascinación por la música fue creciendo y nutriéndose de los más diversos estilos que se escuchaban en casa: canzonetas, tangos, boleros, rock, ópera, pop, trip-hop… Soy la más chica de 4 hermanas, y todos fuimos siempre muy fanáticos y consumidores de la música. Mi viejo también se la pasaba tocando el piano, y era músico. Naturalmente todo eso provocó en mí el deseo de crearla.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
En la adolescencia, bastante influenciada por el espíritu teen de Nirvana decidí que quería arrancar a estudiar algún instrumento. Anhelaba mucho la posibilidad de poder crear y jugar con eso que tanto me encantaba. La batería me pareció que era un bodrio, pesada y difícil de transportar… y decidí empezar con guitarra para poder transportarla más fácil y quizás acompañarme cantando. Duré muy poco estudiando por una cuestión de poca química con el profesor, pero insistí mucho en conseguir acordes de canciones y tocar y tocar y tocar por años (en mi cuarto por supuesto). Así pasé también mucho tiempo incentivando el placer que me daba cantar. Me grababa con el grabador básico de windows, experimentando, imitando voces que me gustaban, grabando sobre pistas o directamente sobre los temas de bossa nova o rock que me gustaban. Cualquier limitación técnica era derribada por mis ganas de cantar. Me acuerdo que en esa época escribí en un cuadernito “solo quiero cantar todos los días”. De ahí a animarme a cantar en una banda pasó tiempo y muchos enrosques y vergüenza que logré desvanecer.

 ¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Creo que las metodologías van cambiando según el momento de la vida en que una esté y la curiosidad con la que una se proponga sumergirse en el proceso creativo. Mis primeras canciones fueron solo con una guitarra en mano y casi accidentales, la intención era muy inconsciente, y funcionaban para volcar muchas de las cosas que sentía en mis confusos “veinti…” Ahora, que mi vida es bastante distinta y soy mamá, me agendo horas pautadas en el estudio para sentarme sola y tranquila a trabajar sobre ideas que están dando vueltas en mi cabeza, con la intención de crear música que me guste e ir sumando al mismo tiempo arreglos con sintetizadores, ritmos, y efectos en la guitarra y la voz. Este proceso me encuentra más comprometida con la intención que motoriza el hecho de sentarme a crear esta música que me propongo hacer. Más alineada con las decisiones que me llevan a hacer música.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Siempre fue y sigue siendo el del ritual de compartir esa música en vivo con otros. Pueden ser 5 personas, que la energía que se mueve es indescriptible y me da mucha felicidad. Ahora también estoy encontrando mucho placer en los momentos más primitivos donde va surgiendo cada canción, donde aparece algo y plop!, termina moldeándose hasta ser una canción. Ese misterio previo y la aparición de la música siempre me atrapa una y otra vez.

¿De qué hablan tus canciones?
De existir en este mundo, siento que en las canciones voy volcando pensamientos que me dan vueltas sin cesar, voy intentando llegar a respuestas sobre lo que siento al estar en esta vida, en las decisiones tomadas, los deseos, las frustraciones, en lo que veo que sucede a mi alrededor y me afecta, y en resaltar cosas increíbles de este mundo.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que sean escuchadas por personas a quienes pueda de algún modo hacer sentir, preguntarse, disfrutar, inspirar a que se animen a hacer aquello que sientan ganas de hacer, romper etiquetas, mandamientos. Haciendo música me siento más libre, y deseo poder sumar a que todos puedan sentirse encaminados en esa búsqueda de libertad.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Cuando no soporté más el pálpito que cada fin de año me decía “y?.... qué vas a hacer con esto?”. Estaba como cantante en una banda que me parecía increíble pero me hacía mucho ruido cantar esas letras que no sentía propias, ya no me daba lo mismo interpretar cualquier cosa. Paralelamente empezaron a surgir mis primeras canciones y algunos amigos me pedían con entusiasmo que se las cante seguido, y noté que realmente las disfrutaban. Ahí me di cuenta que si no me hacía cargo de mi deseo y de la evidencia de que ahí había algo especial… me iba a arrepentir toda mi vida. Tenía veintipico, no había estudiado formalmente música, y estaba por tener mi primer hijo. Fue y sigue siendo, hermoso y vertiginoso, desafiar todo para seguir en este camino.

¿Cómo ves la escena musical?
La escena musical está permanentemente creciendo, los músicos de “ahora” creo que estamos entendiendo que armamos entre todos una gran red de intercambio y colaboración, en la que conviene, y es mucho más feliz, abrir el juego que desgastar energías compitiendo. Y eso no se limita solamente a músicos, sino todas las personas que son parte del circuito cultural. Entre todos la movida crece, y se va superando a si misma.
En los últimos años yo estreché lazos con muchxs músicxs, armamos proyectos, nos ayudamos en todo sentido, compartimos experiencias, y eso nos hace más fuertes a la hora de seguir construyendo nuestro propio camino. Naturalmente también me hice muchas amigas gracias a esto y, siento que en este camino “solista”, ellas son mi sostén en muchos sentidos. 
La industria musical “mainstream” sigue siendo un misterio para mí, no la entiendo ni la habito, está viviendo una gran mutación o crisis, y si bien por momentos la ambición profesional te seduce a ser parte de eso, me siento muy feliz de ser libre haciendo la música que elijo, con mis tiempos, y sin la presión de que la música me mantenga. A mi me haría muy mal ponerle esa carga, funciono terriblemente mal bajo presión. Disfruto mucho ser una outsider por ahora. Y el “under” explota de talento y personas con muchas pilas y buena onda.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentada?
Me siento muy emparentada con amigas que hice gracias al proyecto que tenemos en común SNTS (Solistas no tan solas): Ro Rapoport, Alejandra Estepa (Anamoli), Clara Besfamille, Micaela Hourbeigt. También con Florencia Ruiz a quien admiro muchísimo, con Paula Maffia, Nicolás Rallis, Karina Vismara, y la movida más folk de la ciudad. Al mismo tiempo siento que mi música no logro emparentarla con nadie, será porque la siento en permanente estado de mutación y me niego a encasillarme.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
La ciudad de Buenos Aires tiene de todo y para todos los gustos, imagino que cada músico sentirá que es parte de un “under” distinto. El under en el que me muevo y conozco yo tiene que ver con la movida folk, la canción popular, lxs cantautorxs... En mi caso estoy muy vinculada con las mujeres artistas, por diferentes movidas y proyectos en los que participé estos años. Nos reúnen las ganas de reivindicar nuestro rol o lugar dentro de la música (y fuera también) y derribar la fama de que no podemos hacer cosas juntas. Sobre todo, naturalizar nuestro lugar en la música sin que llame la atención el hecho de ser mujeres reunidas para “algo”.

¿Un disco?
Es imposible elegir UN disco, pero un clásico en mi biblioteca es “Ese impulso superior” de Florencia Ruiz y Ariel Minimal.

¿Una canción?
Si un disco es difícil, imposible elegir una canción.
De estos últimos tiempos: “Córcega” de Paula Maffia.

¿Una frase?
“Insista en construir – desde el – amor” de Prensa La Libertad.

¿Un espacio?
Donde sea que estén Fede, Salvito y Vicente, mi familia. Si hay sol y mate, mejor.

¿Con quién continuamos?
La cautivante y aplanadora del folk Karina Vismara.


LA MÚSICA POR SU CANCIÓN: "CANCIÓN PARA VOS"

miércoles, 3 de mayo de 2017

#84 - Hay algo ahí que me atrapa hasta el día de hoy

Natalia Ponso
Nacida en San Luis, crecida en Rio Grande, Tierra del Fuego.



¿Qué te acercó a la música?
 La danza fundamentalmente.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Un día agarré la guitarra y aprendí a tocar componiendo. En un principio cantaba en inglés, de a poco empecé a escribir en castellano y me cebé bastante. Mi abuelo era escritor y  mamé mucho la escritura, sobre todo la poesía. Por eso hay algo ahí que me atrapa hasta el día de hoy. Hay una canción que se llama “Enero”, que vendría a ser la precuela de “Septiembre”.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Honestamente, no.  Muchas veces aparece una melodía y le pongo guitarra y esa melodía me lleva a algún lugar o situación. Otras veces juego con los acordes y la melodía aparece después junto con la letra. Muy rara vez, es cuando primero me aparece la letra, como por ejemplo en “Colisión”. Eso sí, si estoy trabada no fuerzo nada. Me gusta tomarme mi tiempo. Creo que las canciones necesitan cocinarse a fuego lento.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
El momento orgánico en que agarrás la guitarra y simplemente aparece una canción.

¿De qué hablan tus canciones?
El monstruo en su mayoría contiene canciones de desamor, destinadas a la misma persona. Ahora estoy componiendo canciones creo que un poco más “adultas”, en el sentido de ya no mirarme el ombligo, sino empezar a mirar el entorno, la historia de los lugares en donde me crié y viví, los animales, el planeta tierra. Las canciones de ahora son un poco más objetivas, creo yo.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
No creo esperar nada. Simplemente las hago y las suelto al mundo.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Empecé mi camino solista al mismo tiempo que mi camino musical. Tenía un par de canciones, las grabé y nació El monstruo. Nunca pensé que lo que en principio fue “un mensaje”  se transformara en algo positivo, y que por supuesto me transformara a mí. Desde ahí vi en la música una veta que podía explotar.

¿Cómo ves la escena musical?
Dispersa, plural y heterogénea.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentada?
Con todos, en realidad.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Ni a palos, ninguna que haya observado.

¿Un disco?
Refugio, Un Planeta.

¿Una canción?
“Una ola”, Pérez.

¿Una frase?
“Ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado”.

¿Un espacio?
La huerta de mi viejo (El Volcán, San Luis).

¿Con quién continuamos?
Marigrá Geranio →


LA MÚSICA POR SU CANCIÓN: “COLISIÓN”

miércoles, 12 de abril de 2017

#83 - Viajes desde el espacio hasta el fondo del mar

Pablo Maeda
Ciudad de Buenos Aires.



¿Qué te acercó a la música?
Mi hermano Cristian. Desde que tengo memoria que siempre me gustó cantar, pero no fue hasta que él me enseñó a tocar unos acordes en la guitarra que algo se me despertó por adentro. Creo que tenía 10 u 11 años por ese entonces.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
El primer tema que aprendí fue “Used to love her” de los Guns. Raro, porque nunca los escuché realmente. Y después caí rendido ante los Beatles. A eso de los 12 años compuse mi primer tema, y después casi que no volví a tocar la guitarra como por 4 años.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No exactamente. Grabo melodías y bases a medida que van surgiendo, mismo voy escribiendo palabras o frases sueltas, a modo de disparador. Lo poco rescatable de todo eso a veces termina en canción. Pero por lo general la composición la dicta el momento justo, cuando existe esa energía. Es ahí cuando me encierro por un tiempo largo y van saliendo las canciones encadenadas. 

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Cuando encontraste lo que estabas buscando. Estás convencido de que en algún lugar está, y esa búsqueda te puede llevar por caminos turbulentos, pero al momento de encontrarlo todo se convierte en éxtasis y euforia.

¿De qué hablan tus canciones?
Creo que están un poco en el plano de la fantasía, lo ideal y lo imposible. No lo sé muy bien, porque también aparecen la felicidad y el desamor, las transformaciones internas, los paisajes, viajes desde el espacio hasta el fondo del mar.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que te produzcan algo positivo, por más que de movida no lo parezca.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Fue algo impostergable. Cuando la banda todavía no eran Los Islandeses, nos llamábamos Trenes. Desde ese momento Lucio (Curto, batero) ya me decía que tenía que hacer por mi cuenta las canciones que quedaban fuera de la banda. Antes de que Trenes se separe, con el permiso de los chicos, arranqué a componer para mí. Fue una necesidad, tal vez. Trenes finalmente se separa, pero de a poco se fueron sumando todos a este nuevo proyecto solista. En 2013 saco "La Métrica del Espacio" y ahí arrancó todo esto.

¿Cómo ves la escena musical?
Como nunca. Hay bandas por todos lados, surgiendo todos los días, y lo que se está generando musicalmente es de una sensibilidad muy fresca.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con los que somos amigos. Tal vez distamos en lo estrictamente musical, pero la buena energía nos hace confluir. Y eso está por sobre todo.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Sí, pero creo que no es musical estrictamente. Otra vez, creo que es una cuestión de buena energía.

¿Un disco?
La era del chacal, de Explotados por Jaimes.

¿Una canción?
"Albayalde" de Marina Fages

¿Una frase?
“It's time to get schwifty in here”.

¿Un espacio?
El espacio.

¿Con quién continuamos?
Con mi amiga Natalia Ponso →

EL MUSICO POR SU CANCION: “LOBO 1”

martes, 28 de marzo de 2017

#82 - Los músicos independientes remamos en un mar de dulce de leche

Patricio Gonzalo Díaz
Ciudad de Buenos Aires.



¿Qué te acercó a la música?
Los primeros acercamientos que tuve con la música se dieron con mi abuelo materno, fanático de Duke Ellington y del folclore. Yo todavía no había agarrado ningún instrumento, pero para la época en que tenía once años, varios de mis primos ya tocaban la guitarra, así que fui aprendiendo mucho con ellos, hasta los 14, que tuve mi primer criolla (una Antigua Casa Nuñez, heredada de mi abuelo, por supuesto).

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Me costó mucho desprenderme de mi bagaje estrictamente rockero. Las primeras bandas que escuché pertenecían al punk rock y al hardcore. Más de grande descubrí Pink Floyd y a partir de ese momento se abrió completamente el panorama musical… Me encontré con El Flaco, La Máquina de Hacer Pájaros, Color Humano, Nick Drake, Joy Division, Radiohead, etc. La lista es interminable/insoportable. Creo que haber descubierto estas cosas siendo un poco más grande fue una ventaja, ya que me permitió no naturalizar ciertos recursos o conceptos. Al día de hoy, sigo sorprendiéndome con composiciones de Invisible (por ejemplo) y, por cómo viene la mano, creo que jamás voy a dejar de hacerlo.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Nunca tomé clases de composición, por lo cual hablar de una “metodología” me queda un poco grande, jeje. Sí puedo hablar del impulso que se va generando a partir de una idea que me guste. Por lo general, un acorde o un riff de guitarra marcan el motivo que traccionará la canción en general, sobre eso la progresión armónica va generando los espacios para la melodía de voz y cuando la canción se vuelve repetitiva, busco la forma de volver a captar el interés del oído… Intentar no exponer todos los recursos de entrada, sino ir administrándolos en el transcurso de la canción para no perder el hilo.

 ¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
La respuesta rápida sería la grabación y la mezcla del registro, ya que es mi “vocación”, por decirle de alguna manera. Pero también podría decirse que disfruto mucho el momento en que los elementos que componen una canción pueden sostenerse por sí solos… Ese instante en que el músico deja de pensar estrictamente en lo técnico de la interpretación y puede darse el lujo de apreciar lo que se va generando… Y ni hablemos cuando eso que está sonando es del gusto de uno! Es una experiencia muy satisfactoria.

¿De qué hablan tus canciones?
No sé si hay una temática estable del contenido de las canciones… Creo que por lo general hablan de las inseguridades generadas a partir de reconocerse como un ser incompleto,  encontrarse con los propios límites… También hay muchos viejos amores (buenos y malos), el crecimiento, algunos sueños que me marcaron, temores infantiles y alguna que otra cosa que me olvido, seguramente.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Si la sana comunicación se trata de ser lo más directo posible sin lastimar a los cercanos, me gusta pensar que el mensaje en la música se rige por otras leyes y dinámicas. Creo que es sumamente válido intentar despertar la curiosidad o sugestionar alguna imagen al destinatario, estimular la inquietud mediante alguna frase o melodía, establecer contrapuntos que hagan trabajar ambos hemisferios del cerebro. Algunas veces sale mejor y otras peor, jejeje.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Podríamos hablar de una faceta solista, siempre y cuando hagamos referencia a componer música por fuera de los proyectos en los que uno esté involucrado. Hago canciones desde los 18 años, aproximadamente. A principios del año pasado estaba tocando en tres bandas distintas (con diferentes roles compositivos en cada una de ellas) y sin embargo, seguí haciendo música que quizás no se ponía a disposición de estos conjuntos. No descarto la posibilidad de editar algo de este material, con la ayuda de mis amigos y colegas, pero al momento estoy poniendo mi líbido creativa en Los Días, con quienes editamos nuestro último disco a principios de diciembre.

¿Cómo ves la escena musical?
Argentina tiene una de las escenas musicales más variadas de Sudamérica, junto a Brasil. Dicho esto, creo que hay que delimitarse un poco y reconocer que el mainstream de nuestro país es muy pobre musicalmente hablando y viene en picada. Las leyes del mercado musical y la falta de impulso a nuevas ideas y circuitos generó artistas, festivales y producciones donde se pierde (casi del todo) el eje de la música. De ahí la razón por la cual los “nuevos discos” de artistas que se consagraron en su momento suenen a “más de lo mismo” de lo que rota en los grandes medios de comunicación. Recordemos que la futbolización de la música (donde importa más “la ceremonia de la previa”, el agite por sobre la música, etc.) se da en un contexto de crisis y decadencia de este ambiente, lacrado con el sello de la tragedia de Cromañón (como subproducto de lo que generan estas leyes y criterios).
Por la positiva (y como supervivencia a la época del “rock chabón”) se fueron gestando otros espacios independientes. La idea del DIY (Do It Yourself) de los inicios del hardcore se retomó en forma de sellos, festivales, espacios, radios, fanzines, discos, todo de forma independiente. De repente, los músicos tuvimos que sentarnos horas frente a videos tutoriales para aprender a diagramar los flyers de nuestras propias fechas, aprendimos a editar videos y mezclar nuestra propia música. Amigos programadores y distintas plataformas que fueron surgiendo nos dieron la posibilidad de difundir nuestra música a bajo costo y este es, quizás, el aspecto a rescatar de nuestra escena musical, y de la cual estoy muy enamorado: los músicos independientes remamos en un mar de dulce de leche y aún así se emiten producciones de alta gama.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Por suerte, pudimos compartir muchas fechas el año pasado con bandas que la rompen. Temporada de Tormentas, Los Islandeses, La Gran Pérdida de Energía, El Príncipe Idiota, Los Octopus, Entidad Animada, Desperte Siendo Otro, Césped, Legüero y muchísimas otras.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Si, la autogestión.

¿Un disco?
Diagramas, de la banda Fusibles.

¿Una canción?
"Siesta", del disco Campamento, de los bahienses Dos Astronautas.

¿Una frase?      
“Sin expectativa no hay decepción”.

¿Un espacio?
Roseti (en Roseti 722, Chacarita; ex “La Playita”).

¿Con quién continuamos?
Pablo Maeda, de Los Islandeses →


EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “BATALLA”, LOS DÍAS.

miércoles, 15 de marzo de 2017

#81 - Como el viento al partir

Gabriel Ardanaz
Lanús, provincia de Buenos Aires. 

  
¿Qué te acercó a la música?
Los primeros recuerdos que tengo con la música son de cuando tendría ocho años aproximadamente. Mi tío Ronaldo tenía un cuarto en su casa donde escuchaba discos de vinilo de jazz de la primera época, big band tipo Glenn Miller o Gene Krupa, y en las reuniones familiares me invitaba a escuchar con él. También, otro recuerdo musical de esa época es ir de vacaciones con mi familia escuchando  ABBA en el Torino de mi viejo.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Mis primeras incursiones con la música fueron a los quince años, cuando me compré mi primera guitarra, una Faim modelo sg, donde empecé a tocar solo algunos acordes, hasta que a los dieciséis empecé a estudiar guitarra con un docente de Lanús, Martin Cafieri. Por esa época armábamos con mis compañeros de escuela nuestra primera banda, llamada Polaroid, que luego fue Bauer y con la cual editamos tres discos.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No, soy bastante desordenado al componer. A veces parto de improvisar con la viola hasta encontrar algo que me guste, o unir dos partes diferentes para lograr una canción. También, cuando el recurso de la guitarra se hace monótono, recurro a samplers desde la compu para que me dispare timbres diferentes a los usuales. Y con respecto a la letra, busco más las sonoridades de las palabras que el significado en sí de la canción.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Todas las actividades que competen al proceso musical son placenteras. No puedo distinguir una más que otra.

¿De qué hablan tus canciones?
La verdad es que no lo podría decir, me parece más interesante que cada cual interprete lo que le parece. Porque además, al hacer las letras busco más la sonoridad de las palabras que un significado en sí, aunque todo lo que uno escribe puede tener una interpretación.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Espero que las canciones, que son de Legüero, lleguen cada vez a más personas. Y que se pasen en la radio, así de una vez por todas, cobro algo en SADAIC.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Mi camino solista  lo empecé en el 2008, después de la separación de mi primera banda, Bauer. En el 2010 edité mi disco El río, con el que toqué hasta el 2012, cuando formé LEGÜERO, grupo con el cual estoy tocando desde ese entonces. En el 2014 editamos Paisajes, nuestro primer disco, y estamos en el proceso de mezcla del segundo. Es decir que mi carrera solista no duró mucho, trabajo mejor en grupo.

¿Cómo ves la escena musical?
Veo que existen un montón de bandas interesantes, buscando cosas nuevas, pero que se les hace difícil encontrar el camino en este mundo de sobreinformación. Internet sirvió para que cualquiera pueda hacer un disco, que me parece genial, pero a la vez hay demasiadas bandas que me parece que les falta profesionalizarse. En general, falta organización, tanto de las bandas como de los lugares para tocar. Aunque se mejoró en muchos aspectos, me parece que aún falta. Es solo una humilde opinión.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con mis compañeros de banda, LEGÜERO.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
La verdad que no, creo que existe mucha diversidad.

¿Un disco?
Bardo, banda Menta.

¿Una canción?
“Como el viento al partir”, LEGÜERO.  

¿Una frase?
“Un guerrero no detiene jamás su marcha”.

¿Un espacio?
El mar.

¿Con quién continúa la serie?
PATRICIO DIAZ →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “FLORES DE ESTACIÓN”, LEGUERO.