miércoles, 30 de septiembre de 2015

#30 - Volver universal eso que está en cada uno

Mauricio Córdoba
Córdoba




¿Qué te acercó a la música?
Mi imaginación de niño, que no tenía frenos. Allá por los dos o tres años, me subían a una mesa y yo cantaba. Más adelante me volví sumamente tímido y mi refugio era las canciones de la radio, cambiaba las letras de las mismas y así obtenía mis propias canciones. A los quince años llegó mi primera guitarra, junto con Silvio Rodríguez, y me di cuenta que la música y en particular la composición de canciones era mi camino.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Mis primeras incursiones fueron en la escuela secundaria, entre canciones propias y del rock nacional. Luego apareció el folclore, fusionado de la mano del Chango Farías Gómez y la primera banda con amigos. Fui músico de varias bandas de folclore después. En un día de mis veinte años, lo conocí a Jorge Fandermole y entendí cuál era el rumbo de mi composición en mi búsqueda de identidad.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No tengo, a veces salen músicas y luego viene la letra, otras veces al revés. En ocasiones, alguna poesía me inspira y le pongo música, a veces salen obras instrumentales.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Son dos: cuando llega la inspiración y se detiene el tiempo y cuando me conecto plenamente en una actuación.

¿De qué hablan tus canciones?
Hasta ahora, fundamentalmente hablan de cuestiones muy humanas y del paisaje: personajes, cuestiones sociales, injusticias, sentimientos, experiencias de vida, del mundo interno, etcétera.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Espero que cobren vida más allá de mí y de mi paso por este mundo, eso le da sentido a mi existencia.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Yo nací solista, para mí siempre fue más fácil hacer canciones propias que interpretar canciones de otros. Igual a mí me encanta tocar con otros y no tengo problemas en sumarme como músico a otros proyectos.

¿Cómo ves la escena musical?
Veo muchas cosas buenas, como por ejemplo la posibilidad que nos da la tecnología de grabar y difundir nuestra propia música, la apertura y búsqueda de nuevas estéticas sin prejuicios y la fraternidad entre músicos de diferentes géneros. Creo que faltan políticas públicas que faciliten hacer de este oficio un trabajo que nos permita vivir dignamente.  

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Yo me siento emparentado con cualquier persona sensible y que se anime a mostrarse tal cual es. A eso yo le llamo ACTITUD ARTÍSTICA frente a la vida y me permite aprender con una mirada más amplia la composición del hecho artístico.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Claro que sí, el folclore me enseñó que somos una tonada, un paisaje, costumbres, creencias, etcétera. En esa búsqueda uno encuentra la forma de cantar y escribir .De esa manera volver universal eso que está en cada uno. Esto no es fácil en tiempos donde se busca moldear las formas según el mercado, pero creo que con constancia se logra y lo mejor es que lo verdadero perdura y trasciende.

¿Un disco?
Navega, de Jorge Fandermole.

¿Una canción?
“Canto Versos”, de Jorge Fandermole.

¿Una frase?
“Para pretender el mundo es largo, para conformarse se ha inventado el jamás”, Silvio Rodríguez.

¿Un espacio?
La sombra de un algarrobo al atardecer.

¿Con quién continúa la serie?
Ema Berro →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “CRECER”

miércoles, 23 de septiembre de 2015

#29 - Naturaleza sonora

Mariano Crespo
Córdoba



¿Qué te acercó a la música?
En primera instancia, mi casa. Recuerdo a mi viejo escuchando buena música y a mi vieja con la guitarra, canturriando a dúo con mi viejo. Desde siempre me gustó mucho el sonido en general, no sólo la música grabada sino la naturaleza sonora. Por eso vivo en las sierras...  

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
A los diez ya venía agarrando la guitarra que había en casa, y tomé clases particulares con un amigo de mis viejos. A los once no quise estudiar más y largué la guitarra, hasta los trece maso. Desde ahí no pare más, pero seguí solo, hasta que me vine a Córdoba a estudiar composición.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Lógicamente va pasando el tiempo de oficio y uno va desarrollando metodologías. En mi caso siempre fui un tanto rebelde de las instituciones. La facultad la deje en 3ro., pero me aportó -por decirlo de alguna manera- el ciclo básico, sería como la caja de herramientas que me estaba faltando para terminar de encontrarle la vuelta a la composición, que es lo que más disfruto ¡y más que nada la canción! Es decir, quedé en el medio entre la academia y el guitarrero orejero... Eso me gusta, porque a la hora de fluir no me siento necesariamente con el papel pentagramado... Voy al río, qué sé yo, pero tengo herramientas para luego desarrollar las ideas. Más que nada, mi inspiración es siempre desde lo visual, tratando de representar con letra y música lo que veo.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
¡¡¡Tocar!!! Es el mayor placer. Cuando sentís que algo ya es mostrable y lo mandás, es una descarga a tierra de entre placer y miedito, tocar por primera vez una canción es un placer.

¿De qué hablan tus canciones?
Del río, de la gente que conozco, de cosas que me parecen injustas… Y también me gusta irme para el lado poético cuando me sale.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Al principio no sabía bien y, de hecho, los resultados siempre sorprenden, dependiendo la gente, el lugar y el ánimo, ¡las ganas que uno le ponga! Pero creo que la canción es una herramienta de militancia que si uno la usa con criterio, responsabilidad y le pone garra, es una buena forma de difundir lo que a uno le preocupa y crea que es necesario correr la bola... Y por otro lado, es una forma de hacer catarsis. Es decir, a través de las canciones uno desahoga penas, alegrías, y de alguna manera resuelve, haciendo públicas las cosas en vez de cargarse la espalda. La música es un ornamento que envuelve las palabras volviéndolas más atractivas. De esta forma el mensaje llega más lejos, a mi modo de ver, claro, ya que no todo el mundo te lee un libro, pero sí todo el mundo escucha música.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Hace un año y medio empecé a tocar en bares y espacios abiertos, como peñas y actividades sociales, siempre de la mano de mi cumpa musical, Chachi Ramón, de Alta Gracia, que se sumó al proyecto de entrada y nunca aflojó. En realidad, por más que los temas sean ideas mías, somos un dúo ¡y ya estamos empezando a armar algunas ideas suyas! ¡¡Se viene, se viene!! El por qué fue una necesidad de mostrar una serie de temas que tenía trabados en la garganta, simplemente por trabas internas… Yo ya venía tocando por la zona de Paravachasca con Infusión Sonora, pero siempre tenía algo que me trababa para enfrentar solo los escenarios, los amigos fueron el motivo que me animó, tras su aliento constante. ¡Gracias!

¿Cómo ves la escena musical?
¡En alza! Cada vez se generan más espacios culturales abiertos a todo el mundo y cada vez es más la gente que aprecia el trabajo de los artistas independientes... ¡que somos muchos!

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Los integrantes de las bandas: Infusión sonora, Sombraitoro y Bonvoyage. Chachi Ramón, Mauri Córdoba, Martín Leguizamón, Caro Herrera, Aníbal de dos lunares... Si sigo, no paro... Perdón a los que no nombré, pero básicamente, mis amigos, con los que aprendo y me nutro día a día…

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Yo vivo en La Bolsa, pero siento a Paravachasca como “el barrio” en general. Y sí, creo que desde que se viene armando el colectivo de músicos, se viene generando una identidad, no sé si tanto a nivel musical, porque es todo una gran orgía de ritmos fusionados hoy en día. Y a su vez, cada uno va encontrando su propio sello. Pero sí identidad a nivel humano, político y social. Estamos todos en el mismo viaje...

¿Un disco?
La magnífica puesta en escena del universo, de Sombraitoro.

¿Una canción?
“Chacu”, de José Quiñones.

¿Una frase?
“No para-vachasca!!!”, frase del pueblo.

¿Un espacio?
El río…

¿Con quién continúa la serie?
Mauri Córdoba →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “TAPONES”

miércoles, 16 de septiembre de 2015

#28 - Donde abunda el viento

Yul Borea
Comandante Luis Piedra Buena, Santa Cruz - Alta Gracia, Córdoba.



¿Qué te acercó a la música?
En la casa de mis viejos siempre faltó música. Vengo de un pueblo muy pequeño, donde abunda el viento. Ese aire rabioso se hace escuchar. En esa casa había un wincofon y alrededor de nueve discos. Uno de ellos era un simple de Tom Jones. En uno de los lados traía el tema “El solitario”. Fantástico. Bailaba hasta descogotarme... y el viento. La radio fue importante. Roberto Carlos, Camilo Sesto, los locutores pisando temas. Los casetes de breakdance, Serú Girán, Soda Stereo, Virus, Sumo, Los Violadores, Don Cornelio y la Zona, Pixies, Sonic Youth, The Ramones, Peligrosos Gorriones, Violeta Parra, Toe...  La radio.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Fui al centro cultural de mi pueblo a aprender saxo. Había sólo trompetas y las clases estaban dadas por un músico que dirigía la orquesta militar. En mi pueblo había una base militar. Me fui de ahí. A los dieciocho tomé unas clases de guitarra. Me fui de ahí. Después empecé a juntarme con amigos y a hacer bandas. De ahí me voy pero siempre vuelvo.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No, la mayoría de las veces me siento a tocar la viola y cada tanto encuentro algo con lo que se me ocurre armar una canción. Después paso del entusiasmo a la desesperación y si logro concretar algo, vivo un periodo de euforia seguido de una resaca de la cual es difícil escapar. Soy un tanto adicto a este proceso... Bueno, sí, acabo de definir una metodología.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Cuando creo haber encontrado algo para empezar a construir eso, como un trozo de sonido donde pueda sacarme.

¿De qué hablan tus canciones?
Intento sintetizar el ideario del mundo en que vivo, hablo en primera persona.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Conectarme con otros sin tener que estar presente.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
En el 2011 estaba sin banda y decidí grabar canciones que tenía sin publicar para aprender a grabar en mi compu. Grabé varias canciones y un amigo de Japón me propuso editarlo en formato físico. Así fue, y lo que comencé como un ejercicio, terminó en esto que parece una carrera solista. Mi intención real es fabricar un depósito abierto de canciones, donde cualquiera pueda sacar provecho.

¿Cómo ves la escena musical?
Exuberante. Ordenada. Organizada. Dispuesta.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Nico Quintana, Luciano Foruria, Juanca Moreschi, Melón, Pipa Martín, Leo Lima, Juan Copertino Durán, Martín Leguizamón.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Temo que en mi zona aún no puedo apreciar una identidad, escucho intentos, en donde incluso participo, pero pienso que falta laburo del fuerte. Quizás debería aclarar que a lo que a mi zona me refiero es algo muy acotado y es que temo, ando fuera de circuito.

¿Un disco?
Árido, por Triciclo.

¿Una canción?
“Click”, por El Autómata.

¿Una frase?
Dale Rosca”... Frase que usamos de corrido en el laburo... y en todo.

¿Un espacio?
Chaco Resto bar y las casas de los amigos... La casa del Omar.

¿Con quién continúa la serie?
Mariano Crespo... Alto Locón.

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “NADA ES CASUAL”

miércoles, 9 de septiembre de 2015

#27 - Solo, solo, solista real

Diego Billordo
La Plata, Buenos Aires.


¿Qué te acercó a la música?
El dolor.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Con una criolla, en mi pieza, llorando.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Me duele el corazón y lo saco de adentro para afuera. Aunque a veces algo me da alegría y también lo comparto.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Ese instante en que se unió la melodía y la letra y nace la canción, sólo sucedió setenta y seis veces en mi vida, hasta ahora. Y ojalá siga sucediendo. Sólo me quedó eso.

¿De qué hablan tus canciones?
Muchas de mis canciones dan risa, muchas veces, pero todas nacen como ya decía antes del dolor y a veces de la alegría. Entonces elegí saber burlarme de lo malo que me pasa desde ellas. También tengo temas desopilantes y temas de amor, desamor.
¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Nada.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
En el 2000, porque estuve tocando con gente del 95 al 2000 y me quedó mala sintonía de tener banda. Igual, como solista tuve músicos que hacían lo mío, podía verse como una banda, pero siempre fui solista. Variaban mucho, pocos duraron años, sólo uno, bah, duró años, el resto duraban meses…, un mes, una fecha, ya perdí idea de la cantidad de bajistas, bateristas, guitarristas, tecladistas y demás que pasaron. Y desde el 2014 hasta hoy, toco solo, solo, sin músicos, nada, folk, solo, solo, “solista real”.

¿Cómo ves la escena musical?
“Con ganas” de los músicos y “sin ganas” y mucha falta de respeto desde el público, periodistas y demás seres que forman la fauna rock y derivados, que la ven desde abajo del escenario pero se estilan en querer bajarte.

¿Con qué músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Muchos, una lista gigante. Pero están ahí, en ciudades que voy, la mayoría son del interior del país. Hago sesenta ciudades al año a veces, se puede decir sesenta bandas, y  a veces más.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Vengo de La Plata, aunque no viva más ahí. Y si existe, si la hay, La Plata tiene movida.

¿Un disco de tu entorno?
Emotivo, de Alumbra (2005).

¿Una canción?
“Nada es casual”, de Yul.

¿Una frase?
Sólo los verdaderos llegan al final”.

¿Un espacio?
Este “______”.

¿Con quién continúa la serie?
Con Yul 

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "WORALE-GUAY-BAKAN-COOL-GROSO"

miércoles, 2 de septiembre de 2015

#26 - El que me toque ocupar, ése es el mejor de los espacios

Tokarly Medina
Córdoba.


¿Qué te acercó a la música?
Mi viejo tenía una orquesta de tango, eso me llevó a desear ser músico. Y ver a Charly García salir de Seccional 13 armando un escándalo cuando era niño.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Agarré el bandoneón de mi viejo, y de hecho aprendí escalas y acordes. Y los vinilos de mi hermano mayor, que trabajaba de disc jockey.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Todo: los ensayos, cuando componés una canción que te gusta, en los recitales… Todo es disfrute, el día que no lo sea dejo de hacer música.

¿De qué hablan tus canciones?
Hay muchos elementos de los comics, de lo que siento, y a veces interpreto y me meto en un personaje de la canción.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Lo que deba pasar, estoy contento con esta época y la música, no espero más ni menos.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Hace poco, grabando en casa, porque debía grabar esas canciones para no olvidarlas.

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Billordo, Diegol, Círculo Polar Ártico, Leo Enmarañado, Diego Elkin, Martín Cuesta, Santos Barco.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Se está armando siempre y va mutando todo el tiempo.

¿Un disco?
Lost Communication, Lex Luthor y los Aquazombies.

¿Una canción?
“Luces Amarillas”, de la banda Ciclope.

¿Una frase?
“Siempre seguir”.

¿Un espacio?
El que me toque ocupar, ése es el mejor de los espacios.

¿Con quién continúa la serie?
Con Billordo →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “VELOCIDAD Y RIMBAUD”