Alejandra
Estepa (Anamolí)
Mar del
Plata - Buenos Aires
Foto: Julián Lona |
¿Qué te
acercó a la música?
Creo que, en general, todos estamos
indefectiblemente afectados por la música toda la vida. Ahora que lo pienso, lo
primero que me acercó a la música fue la danza, de muy chica. En mi familia
nadie se dedicó particularmente al arte, pero de alguna forma llegué a este
medio; algún gen hay, en algún lugar.
¿Cuáles
fueron tus primeras incursiones?
Justo antes de la adolescencia empecé a cantar
en coros; después, en la secundaria, cantaba con amigos, versionábamos
canciones. Lo primero fue el canto. Y a los diecisiete, cuando me mudé a Buenos
Aires empecé a tocar la guitarra.
¿Tenés
una metodología de composición y trabajo?
No tengo algo tan estructurado por ahora. Suelo
comenzar por la música, encontrando sonidos, arpegios y secuencias de acordes;
luego, melodías, con la voz. Y las letras van dándose a partir de eso. También
escribo sin pensar en canciones; siempre escribí como descarga. En un momento
todo se une.
¿Cuál es
el momento más placentero del proceso musical?
Hay un momento que disfruto mucho, que es la
instancia de novedad de la canción. Cuando de verdad se siente como un ente
extraño, diferente de uno. Y es tan divertido reproducirla, porque es como si
uno sólo estuviese ahí, acompañando sus primeros pasos, sin “apropiarse” de lo
que está saliendo. Es muy lindo ese momento, como de bienvenida.
¿De qué
hablan tus canciones?
Creo que siempre está el elemento de la
naturaleza, aunque no sea explícito. Hablan sobre procesos emocionales; la
dualidad entre ilusión y realidad, lo relativo que puede ser todo. Y también
hay mucho sobre la búsqueda de pertenencia, qué significa eso. Toda la
intensidad del abanico de estados que voy viviendo como humana.
¿Qué
esperás que pase con tus canciones?
Guau, la verdad es que trato de no esperar algo
concreto, porque el camino termina siendo muy distinto al que uno puede
imaginar. Me gustaría servir a las canciones; ayudar a que sean todo lo que
puedan ser, que lleguen adonde tengan que llegar. Que las disfruten los demás.
Que cada canción cumpla su propósito, sea cual fuere.
¿Cuándo
empezaste tu camino solista y por qué?
En el 2010, al tiempo de estar componiendo, tuve
que asumir que eso lo tenía que sacar a la luz y empecé junto a otras
cantautoras el proyecto SNTS (Solistas no tan solas), que se convirtió en un
ciclo itinerante. En ese espacio podía vivir mi camino solista, pero a la vez
compartiendo con otras mujeres, acompañada. Empoderada por ese intercambio.
Creo que la intención de compartir es la que lidera. Pero, a su vez, fui
tomando decisiones personales que tienen que ver con estar en movimiento y no
con arraigar puntualmente en algún lugar y eso complica el proceso de armar
algo estable con otras personas. Soy solista pero todo puede (y debe) cambiar.
Por ahora, se está dando así.
¿Cómo ves
la escena musical?
A la escena independiente la veo en rápida
evolución; creo que estamos madurando y haciéndonos cargo del valor que tiene
cada creación, cada producción. Y hay muchas cosas muy buenas dando vueltas. Esto,
sí o sí, en algún momento incidirá en la escena mainstream; creo que ya
lo está haciendo, pero los procesos a esos niveles son lentos. No conozco mucho
qué es lo que suena en la radio o en la TV hoy por hoy, pero agradezco que haya
cada vez más medios a los que podemos acudir para escuchar otras cosas; la
interacción con los artistas es más directa. Ya no eligen otros lo que uno
termina consumiendo o hacia eso creo que vamos.
¿Con que
músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Me dediqué mucho a intercambiar con cantautoras
a través de SNTS, así que el parentesco por ese lado es el más obvio. Y, por
suerte, somos muchas. Me siento identificada con el espíritu de las iniciativas
que apuntan a aunar fuerzas, al trabajo colectivo y no exclusivamente musical
sino interdisciplinario. Algunos ejemplos: Open Folk, Desde El Mar, Festival
Sumar, Indiegesta.
¿Encontrás
alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Creo que sí existe una identidad de “lo independiente”,
de los artistas que forjamos el camino sin estar dentro de un aparato, sin ese
tipo de recursos que se manejan a gran escala. Contamos exclusivamente con el
recurso humano, el de trabajar en red y reconocer que somos piezas activas
dentro de la cultura local. Aportamos desde ahí, intentando que lo que hacemos
esté cada vez más disponible para el que quiera acercarse.
¿Un
disco?
Lupa, de Agustina Bécares
¿Una
canción?
“Punto de fuga”, de Lucio Mantel.
¿Una
frase?
“La
libertad no tiene forma aparente / Más bien diría es una eterna pregunta / Más
bien diría ella es desesperante / Nos hace nuevos todo el tiempo y eso duele”. De la canción “Uhuhuh”, de La Nube Mágica.
¿Un
espacio?
La montaña.
¿Con
quién continuamos esta serie?
Félix San Martin →LA MÚSICA POR SU CANCIÓN: "HORA LENTA"
https://anamoli.bandcamp.com
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