Gastón Massenzio
La Plata,
Buenos Aires
¿Qué te acercó a la música?
Crecí escuchando música en mi casa y rodeado de
instrumentos, dado que mi abuelo era trompetista de jazz, mi mamá cantaba y
tocaba la guitarra y mi papá también. Siempre música: vinilos, casetes y cds.
Eran los noventa y en esa época pasabas horas acostado leyendo las letras de
las canciones, cantando, prestándote compilados hechos por uno mismo con los
amigos.
¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Con seis años me regalaron un teclado de juguete
y al tiempo un teclado Casio que estaba bueno. Luego comencé a tomar clases con
un profesor de barrio. Al tiempo, el profesor se enfermó y falleció, y eso me
traumó bastante. De hecho, estuve varios años sin agarrar el teclado ni un
piano. Pero en ese momento comencé con la guitarra. También con profesores de
barrio, yendo a buscar cancioneros a los locales de música, jugando con
melodías tirado en la cama. Y más entrado en la adolescencia, haciendo ruido
con los pedales y la guitarra eléctrica. A mis trece años tuve mi primera banda
y hacíamos covers de Nirvana, de 2 minutos, de Flema... Pero también volvía a
casa y seguía escuchando Queen y The Beatles.
¿Tenés una metodología de composición y de
trabajo?
Con la composición trato de estar siempre activo
(con la guitarra o piano cerca), tocando, porque de golpe aparecen ideas y
pueden llegar a buen puerto si estoy en el lugar indicado. Cuando siento que
estoy vacío de ideas escucho música tranquilo y hago ejercicios con la
guitarra: escalas, digitación..., como para estar ágil para cuando vuelvan a
aparecer. Últimamente -y por estar tocando en tantos proyectos, sumado a mi
carrera solista- vengo un poco vago con el estudio, pero hasta hace poco tenía
una rutina casi diaria de ejercicios de guitarra, repertorio, escalas.
Luego de editar mi disco voy a volver a eso que me hace muy bien.
¿Cuál es el momento más placentero del proceso
musical?
Hay muchos, pero en lo personal, cuando estoy
tocando mi música y percibo la conexión con el público, siento que todo fluye
por un canal, que puedo entrar en una suerte de trance. Es algo que
funciona como un engranaje y a medida que uno se conecta más y más se llega a
estados más profundos. Es una cuestión de entrega y sinceridad.
¿De qué hablan tus canciones?
Mis canciones hablan de cosas que sueño, de
percepciones, del amor, del desamor, de la soledad, de las preguntas que tengo
sobre todo lo que no entiendo, y a veces son un puente entre un conjunto de
sonidos y palabras que se arman solas y que no logro entender y que se
resignifican constantemente, porque tienen cimientos etéreos.
¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Me gusta que generen sensaciones en la gente que
las escucha. Que lo que quise transmitir haya sido efectivo y genere un efecto
en el público
¿Cuándo empezaste tu camino solista, por qué?
Mi carrera solista comenzó hace varios años, en
2008 aproximadamente, cuando comencé a hacerme cargo de las cosas que quería
decir, de lo que quería tocar y de lo que quería hacer en mi vida como músico.
Más allá de que también me considero guitarrista, pianista, y que me gusta
tocar en otros proyectos y me enriquecen muchísimo, siento que venía escapando
un poco de lo que realmente quería hacer. Una vez que encaré mi carrera solista
los caminos en la música comenzaron a abrirse.
¿Cómo ves la escena musical?
Hay muchas bandas y solistas increíbles y con
mucho para decir y un sector del público se siente identificado con esa
búsqueda, acompaña -y es partícipe- de lo que está pasando en la escena
independiente. Es un momento único porque los músicos nos organizamos, los
sellos difunden, organizan y tienden lazos entre sí. Muchísimo laburo a pulmón
y por amor a la camiseta.
¿Con que músicos de tu entorno te sentís
emparentado?
Tengo la suerte de tocar, grabar y compartir
escenario con músicos como Fernando Kabusacki, Mene Savasta
Alsina, Lucas Herbin, Maxi Trusso, Pol Nada, Mercurio, Daniel Amiano,
Hernán De Micheli, Lucy Patané, Lu Martínez, Natalia Ponso y muchos otros... Todos
ellos grandes compositores, creativos y de los que aprendo muchísimo
¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu
zona o circuito?
En la escena en la que me muevo prima la
autogestión y la intención de hacer la mejor música posible.
¿Un disco?
Shaman y los pilares de la creación.
¿Una canción?
“Lee Harvey Oswald”, de Julio & Agosto.
¿Una frase?
“Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento”, de Charles Baudelaire en Las Flores del Mal.
¿Un espacio?
Espacio Cultural Dinamo.
¿Con quién continuamos esta serie?
Pol Nada →