Giulia Gaia Delfini (De a pie)
Córdoba
Creo que el canto brotó en mí como algo casi
instintivo que traía conmigo y que me acompañó siempre naturalmente. Sin
embargo, podría no haber sido mi elección la de hacer música, cantar y decir;
en este camino tuvo mucho que ver una familia llena de cantores y artistas
plásticos, ellos hicieron del arte un lenguaje común para mí. Mi padre es
caricaturista pero ama profundamente el canto, mi madre tiene la dicha de una
voz bella, grave y profunda, creo que estas son las primeras influencias que me
atravesaron. Mucho después vinieron grandes músicos a llenar estas ganas de
sentidos, ahí entra Mercedes Sosa mediante un casete que escuchábamos mucho en
mi casa, más tarde Spinetta, Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Atahualpa y un
caudal inmenso de músicos, libros y realidades que te invitan a cantar y a
expresarte por la necesidad de participar en la realidad desde el sonido y la
palabra.
¿Cuáles fueron
tus primeras incursiones?
Como mencionaba antes, el canto me acompaña desde que
tengo memoria, no sé cuándo empecé a cantar, si sé cuándo lo empecé a hacer a
conciencia. Esto fue en mis primeras presentaciones de niña, cantando a capela
para los amigos de mis papás, en reuniones de guitarras y asado. Después fueron
las formales audiciones del colegio de música al que asistía, donde
paradójicamente me desconecté bastante con la música, y mi definitivo encuentro
es el que transito hace unos años, hoy se llama De a pie.
¿Tenés una
metodología de composición y trabajo?
Creo que el proceso creativo siempre es distinto, por
lo menos en mi caso. En un principio las canciones salían desde vivencias que
me marcaban y realidades que me inquietaban, entonces partía desde la palabra y
luego venía el juego de sonar y buscar con mi compañero Tabaré en su guitarra.
Ahí, con suerte salía una melodía y entonces comenzaba a nacer una canción. Hoy
en día, a veces surgen de esta forma, a veces de jugar con las palabras, a
veces de una idea y otras de una melodía. Con Tabaré y De a pie (nuestra banda)
componemos actualmente juntos, esa creo es otra forma de componer.
¿Cuál es el
momento más placentero del proceso musical?
El más ajeno a los prejuicios, la parte lúdica donde
la canción todavía no se considera canción y por ende está libre de
solemnidades. Otro momento interesante y donde yo creo que también se va
macerando la canción, es en la exposición al otro, hay un aura que rodea a cada
canción y el otro es un espejo que nos da claridad o confusión sobre lo que
hacemos y te hace preguntarte que querés generar con cada canción, si conformidad,
incomodidad o transformación.
¿De qué hablan
tus canciones?
Desde problemáticas sociales hasta hechos muy
personales que me atraviesan o simplemente ideas que deseo plasmar, pero
siempre desde una búsqueda que intenta no caer en patrones colonizantes.
¿Qué esperás
que pase con tus canciones?
Que le sirvan a alguien, que me trasciendan si son
necesarias o que simplemente habiten el instante.
¿Cuándo
empezaste tu camino solista y por qué?
Bueno, en realidad muy poco tiempo caminé sola la
música, el canto necesita de otras vibraciones para sonar y estos últimos tres
años sonamos con Tabaré como dúo. Con él creamos De a pie, donde hoy somos
cinco los que caminamos (Yo, Tabaré Ríos, Otho Vidal, Juancho Croce y Natalia
Terán).
¿Cómo ves la
escena musical?
Fértil, cada vez somos más los que nos animamos y las
posibilidades de hacer música son cada vez más accesibles. A su vez, estas
posibilidades nos permiten elegir con mayor libertad qué hacer y cómo. Sin
embargo creo que se debe seguir profundizando a nivel cultural y desde las
políticas de Estado para poder ver la música desde otro lugar y que una persona
que dio su vida por la música, la belleza, la palabra y por el otro, pueda
tener una vejez tranquila y cuidada, no arriba de los colectivos o en las
calles canjeando la risa y la música por unas monedas.
¿Con que
músicos de tu entorno te sentís emparentada?
Con los que están más allá de las discográficas,
apostando y creyendo en el potencial transformador de la canción, con los que
entienden que una canción puede sanar, modificar una realidad, crear identidad,
reunirnos y armonizar. Bajo este concepto me siento emparentada con músicos de
lo más diversos. Principalmente, con quienes tienen un respeto por nuestra
música de raíz y nuestra identidad Latinoamérica.
¿Encontrás
alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Circulando espacios culturales y peñas me encontré con
artistas enormes, con búsquedas nada superficiales, letras profundas,
arraigados a su paisaje y con estéticas que desmontan muchas mentiras. Ésta es
una identidad con la que me siento profundamente identificada. Sin embargo,
Córdoba tiene una multiplicidad de identidades tan diversas como ricas y todas
hacen en algún punto a la propia.
¿Un disco?
Pájaro Rojo,
de Paola Bernal.
¿Una canción?
“Los tres ríos”, Sandro Rodríguez.
¿Una frase?
“Allí donde otros exponen su obra,
yo sólo pretendo mostrar mi espíritu”, Antonin Artaud
¿Un espacio?
La casa del viento.
¿Con quién continúa
esta serie?
Lo invito a Sandro Rodríguez →
LA MÚSICA POR SU CANCIÓN: "LA NÁUSEA"
LA MÚSICA POR SU CANCIÓN: "LA NÁUSEA"
Qué gusto leer y escuchar a Gaia y a lxs cumpas de De a pie, en la misma sintonía entre palabra escrita y cantada. Abrazo grande.
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