Juan Gavioli (Juanga)
Córdoba capital.
¿Qué te acercó a la música?
De pequeño se escuchaba
mucha música en casa, y siempre me gustó. Había músicas que me transportaban a
sensaciones hermosas. Supongo que mi viejo tuvo mucho que ver, ya que canta y
toca la guitarra. Me contaba historias de cuando él era joven y tenía su banda
de rock. La música fue y es parte de toda mi vida.
¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Un día, a los nueve años,
agarré la guitarra de mi viejo, que la había dejado en la pieza, y me puse a
rasguearla sin sentido. Arriba cantaba cosas improvisadas (el canto es algo que
hago desde que tengo recuerdos). La cuestión es que ellos me miraban con
ternura y para navidad me regalaron una guitarra criolla. Aprendí canciones de Litto Nebbia, que me pasó mi viejo, así
que ya de entrada fui internalizando los acordes con séptimas y las cejillas. A
los diez me aburrí y dejé la guitarra por un año. Fue a los once que amigos del
barrio querían armar una banda y me llamaron porque sabían que yo tocaba. Ahí
volví a agarrarla y no la solté nunca más. Tiempo después, a los catorce,
formaría mi primera banda, con la que hacíamos homenaje a los Beatles y con la
que empecé a tocar en todos los escenarios de Córdoba (y que luego me llevaría
a tocar al The Cavern, en Liverpool, Inglaterra, el mismo escenario que muchos
años antes pisaron los Beatles).
¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No quiero nunca atarme a un
método, para poder seguir renovándome con el tiempo y probar nuevas formas de
hacer música. Igualmente, sería difícil decir que uno no desarrolla ciertos
hábitos, o que se acostumbra a fluir de alguna manera propia que haya desarrollado
con el tiempo. Generalmente, tengo que sentirme inspirado para poder componer
algo que valga la pena, como primera condición. Eso me sucede cuando me veo
motivado por un sentimiento, alguna situación que me haya pasado en la vida,
linda o que me lastime, o que me deje pensando. Ahí me activa la necesidad de
generar un canal por donde descargar tal sensación. Tenés algo que decir y
querés decirlo ahora. Cuando me pasa, empiezo a unir acordes con la guitarra o
el piano, y canto melodías que voy improvisando, tratando de representar lo que
siento. Intento también que salga una frase que resuma lo que quiero expresar,
y la repito en dónde mejor encaje. La escribo en un cuaderno y si salen más
también, aunque después no use todas porque me parezca que no garpan. Igual
ayudan a encaminar hacia dónde va el mensaje. Supongo que es algo así como
cocinar. Vas probando lo que hacés, hasta que queda rico. En la música, pruebo
hasta sentir que se generó una conexión entre la melodía, la letra y la
armonía; una sensación que me produzca lo mismo que me pasa cuando escucho a un
artista o a una música que me complace.
¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
No puedo definir uno. Hay
muchos. Yo disfruto de casi todos los momentos. Cuando nace la idea, cuando se
va formando la canción y vas dando en la tecla, cuando la terminás, cuando la
grabás y muta de acuerdo a los arreglos, que suelen ser nuevos elementos. Todo
eso es excitante. Cuando la tocás en vivo. Cuando con el tiempo vas probando
versiones distintas sobre un mismo tema. A veces te diría que es parecido a
estar con alguien e ir renovando y regando esa relación. Lo que sí me sucede es
que resulta más placentero la primera vez que llega cada uno de esos momentos…
Después, con la repetición va perdiendo fuerza y necesitás renovar, en todos
los sentidos.
¿De qué hablan tus canciones?
Generalmente hablan de
cosas que me suceden o sucedieron. También quizás de lo que me gustaría que
suceda. Todavía no pude hablar de algo imaginario o algo ficticio de una forma
que sea artística y convincente. Me encantaría poder hacerlo alguna vez. Pero
por ahora la fuerza reside en que sé que estoy cantando algo real, que viví o
que sentí, y por eso puedo cantarlo con todo el feeling cada vez que tenga que
hacerlo. Porque me transporto a ese momento y me sostengo de un sentimiento con
sustancia. Este primer disco que acabo de sacar como solista, llamado Elemento, habla de personas con las que
viví alguna situación de amor o cariño, o sobre las que me dejaron o salí herido;
habla de paisajes que vi en viajes, de ideas que se me ocurrieron con respecto
a la vida y experiencias que aprendí.
¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que se disfruten, como
disfruté de crearlas. Obviamente no puede pasar con todas las personas, porque
cada uno siente y tiene gustos distintos. Pero supongo que hay mucha gente ahí
afuera a la que puede llegarle o hacerle bien mi música. Para mí es un proceso
sanador y sería genial que eso se pueda transmitir a alguien más. Cuando un
buen sentimiento es compartido suele ser más hermoso; si no queda sólo en uno,
que tampoco está mal, pero es una gran sensación la de compartir algo de uno y
que otro le dé un nuevo significado... Generar un efecto en alguien más, sobre todo
si es un sentimiento de amor o de lo que sea que le haga bien al que lo
escuche.
¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
El 2013 fue el año que
decidí ser solista. Es algo que venía pensándolo, pero todavía le daba chances
a las bandas que tuve. Los motivos creo fueron dos. El primero, que siempre vi
crecer un proyecto y luego disolverse por no ponernos de acuerdo entre los
integrantes; tuve dos bandas con las que hicimos muchas cosas, con una fui a
tocar a Inglaterra y con la otra, que se llamaba Avant-Premiere, grabamos un
disco que se escuchó mucho por Córdoba, titulado Todos los Días Más. El segundo motivo era que necesitaba grabar y
cantar muchas canciones más que había compuesto, que a veces no entraban en el
perfil de la banda, entonces quedaban guardadas. Decidí registrar un primer
disco solista (Elemento -
2015), en donde incluí todas canciones nuevas, compuestas entre el 2013 y 2015
-salvo una que traía del 2008, "Si Amanece"-, pero con el disparador
de tener la libertad de dejar o sacar lo que a mí me gustara, sin tener que
consultarlo o que alguien esté de acuerdo. Necesitaba sacar esos temas afuera,
para mejorar mi propia forma de componer, experimentar con nuevas herramientas
y poder crecer como músico.
¿Cómo ves la escena musical?
Creo que hay de todo, gente
muy talentosa y sincera, y también escucho cosas que no me gustan. Con esto me
refiero a que el negocio de la música (la mayoría de las veces) poco tiene que
ver con la calidad artística del producto. Hay muy buenos artistas y músicos
que tienen prácticamente cero difusión, y otros que son difundidos pero que
musicalmente hablando se quedan a gamba. Bastante se maneja por contactos, más
allá del talento, y los intereses de muchos que se encargan de difundir son vender
la música, como cualquier otro producto que se vende en el mercado. Por tal
motivo (preocuparse sólo por cortar tickets y las cuestiones superficiales de
la imagen), el riesgo es que la música en sí, como expresión artística, eterna,
y huella del ser humano, pierda importancia (por ende, magia y fuerza) y
termine siendo banal. También están los casos en que se unen las dos cosas,
calidad y difusión, pero son menos.
Uno de los grupos actuales
que está llegando cada vez a más público y que a mi parecer tiene muchas
canciones hermosas y con muchísimo corazón (aparte de estar trabajadas con
mucho respeto, algo quizás imprescindible en el buen arte), son los muchachos
de Sig Ragga. Si te tengo que nombrar a alguien, creo que ellos están haciendo
el camino de la forma más sabia. Después hay muchas bandas nuevas en la escena,
que tienen cosas muy interesantes, pero que también noto que todavía están ahí,
tratando de descubrir su propia fórmula, su esencia, su verdadera música
genuina (en relación a los grandes músicos que dio este país, como Charly, el
Flaco, Cerati, Piazzolla, y tantos más que sería una lista interminable). Yo me
considero en este último lugar, por supuesto, todavía tengo que desarrollar
muchísimo en lo que respecta a mi música y a mis composiciones. Mi objetivo es,
algún día, quizás, si lo hago bien y si se dan las condiciones, poder ser un
maestro en este arte. Es una búsqueda de toda la vida. La cuestión está en no
abandonarla nunca.
¿Con qué músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con Ernani Iuso, del grupo
Jamani, Niko Garay, Valentín González, con mi hermano Santi Gavioli, con Cande
Zamar, el bajista de mi banda, Gabi Lanatti, los amigos de Avant-Premiere,
Franco Barea, Tebi Giordano y Mati Acosta (que no veo hace mucho, pero con
quienes nos entendimos muy bien en todo lo referido a la música en su momento),
y más personas que conocí y que voy conociendo día a día.
¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Creo que sí. Hay elementos
en los temas del nuevo pop/rock cordobés que están un poco presentes en casi
todas las bandas y/o solistas que aparecieron últimamente de mi ciudad natal. Y
es loco porque es distinto al estilo Rosarino o al de Buenos Aires de hoy en
día. Hay otra vuelta de rosca. Otra cosa que me gusta es que al no tener referentes
fuertes -como Rosario tiene a Fito, Litto, o Buenos Aires a Charly o el Flaco,
por nombrar algunos-, siento que más allá de sus influencias presentes en
muchos de nosotros, se está generando una nueva forma de canción propia de
Córdoba. Quizás sea el momento de que nuevos referentes aparezcan de la ciudad
del cuarteto, donde mostremos también que hay muchos estilos más y variedades
de canciones y colores que podemos crear. Y que la historia se sigue
escribiendo, día a día, en constante evolución.
¿Un disco?
Opuestos Complementarios, de Jamani.
¿Una canción?
“Momentos”, de Cristobal
Sterpone.
¿Una frase?
“Todo dura un instante,
para toda la vida”, Luis Alberto Spinetta.
¿Un espacio?
La meditación
¿Con quién continúa la serie?
Valentín González →
EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "SI AMANECE"