¿Qué te acercó a la música?
La música llegó a mí a través de mi familia, la mayoría somos
artistas.
¿Cuáles fueron tus primeras
incursiones?
La música estuvo presente en mi vida desde que nací. Aprendí a cantar
junto con mis primeras palabras, entre juegos con mi mamá, tantos ensayos en
casa… De niña empecé grabando coros para discos que producía mi papá. Fui
creciendo, y con el tiempo la música no sólo fue una forma de diálogo cotidiano
sino que cobró un rol fundamental en mi vida, y me di cuenta de que era preciso
trabajar mucho y hacerlo con pasión y conciencia.
¿Tenés una metodología de
composición y trabajo?
La verdad, mis metodologías cambian según la época, pero generalmente
compongo una idea madre en la guitarra y la voz, y antes de desarrollarla
demasiado, la produzco en el estudio. También compongo directamente desde el
estudio. Me gustan mucho los procesos que se dan desde la compu, siento que me
dan un margen de espontaneidad muy grande, me interesan los universos tímbricos
que se pueden generar, la transformación de los sonidos y trabajar una canción
a partir de ese lugar.
¿Cuál es el momento más
placentero del proceso musical?
La música retribuye placer constantemente en todos los planos. El momento más placentero para mí es cuando
la música se manifiesta en sí, en esa conexión que genera entre las personas,
en una mirada desde el escenario o desde la sala de control del estudio. Es
como una certeza efímera, una complicidad.
¿De qué hablan tus canciones?
Mis canciones cuentan de un viaje introspectivo, de reflexiones sobre
la vida, la muerte, el ser humano, las emociones, las verdades inminentes
dentro de mí.
¿Qué esperás que pase con tus
canciones?
Espero es que sigan existiendo más y más canciones, que la búsqueda
nunca acabe en este embudo hacia un mundo lleno de oportunidades para
expresarse.
¿Cuándo empezaste tu camino
solista y por qué?
Mi camino sola empezó antes de hacer un viaje a México hace unos años,
quería irme a tocar allá, así que armé un showcito para poder trabajar, y de a
poco fui empezando a componer.
¿Cómo ves la escena musical?
Estoy atravesando un periodo de mucho optimismo. Me siento feliz por lo
que se está gestando y muy orgullosa de todos mis amigos y sus proyectos,
discos, bandas y festivales que se están llevando a cabo. No es fácil
convencerse de llevar adelante este trabajo cultural, que siempre supone tantos
impedimentos económicos y burocráticos, es realmente un privilegio para esta
ciudad el calibre de artistas que aparecen por acá cada día, con nuevos
conceptos, con ganas y convencimiento.
¿Con que músicos de tu entorno
te sentís emparentada?
¡Difícil de responder! Ya que me siento emparentada con todos mis
amigos y colegas. Comparto y aprendo muchísimo de ellos. Puedo decir a Toch, la Sincronave, FlyFly
Caroline, El Refolk, Mariana Paraway y Lucio Mantel.
¿Encontrás alguna identidad
musical propia de tu zona o circuito?
Creo que muchos músicos de la nueva generación tomamos como punto de
partida la canción para construir una identidad.
¿Un disco?
Pago, de Guauchos.
¿Una canción?
“Cinco”, en Marmas, de Gonza Sánchez.
¿Una frase?
“La esencia de la materia es no
durar, la esencia del espíritu es perdurar”, Alejandro Jodorowsky.
¿Un espacio?
El cerro.
¿Con quién continúa la serie?
Andres Arias →
Luci Rivarola / Carnavalito from Valentina Cortese on Vimeo.
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