Patricio Gonzalo Díaz
Ciudad de Buenos Aires.
¿Qué te acercó
a la música?
Los primeros acercamientos que tuve con la música se
dieron con mi abuelo materno, fanático de Duke Ellington y del folclore. Yo
todavía no había agarrado ningún instrumento, pero para la época en que tenía
once años, varios de mis primos ya tocaban la guitarra, así que fui aprendiendo
mucho con ellos, hasta los 14, que tuve mi primer criolla (una Antigua Casa
Nuñez, heredada de mi abuelo, por supuesto).
¿Cuáles fueron
tus primeras incursiones?
Me costó mucho desprenderme de mi bagaje estrictamente
rockero. Las primeras bandas que escuché pertenecían al punk rock y al
hardcore. Más de grande descubrí Pink Floyd y a partir de ese momento se abrió
completamente el panorama musical… Me encontré con El Flaco, La Máquina de
Hacer Pájaros, Color Humano, Nick Drake, Joy Division, Radiohead, etc. La lista
es interminable/insoportable. Creo que haber descubierto estas cosas siendo un
poco más grande fue una ventaja, ya que me permitió no naturalizar ciertos
recursos o conceptos. Al día de hoy, sigo sorprendiéndome con composiciones de
Invisible (por ejemplo) y, por cómo viene la mano, creo que jamás voy a dejar
de hacerlo.
¿Tenés una
metodología de composición y trabajo?
Nunca tomé clases de composición, por lo cual hablar
de una “metodología” me queda un poco grande, jeje. Sí puedo hablar del impulso
que se va generando a partir de una idea que me guste. Por lo general, un
acorde o un riff de guitarra marcan el motivo que traccionará la canción en
general, sobre eso la progresión armónica va generando los espacios para la
melodía de voz y cuando la canción se vuelve repetitiva, busco la forma de
volver a captar el interés del oído… Intentar no exponer todos los recursos de
entrada, sino ir administrándolos en el transcurso de la canción para no perder
el hilo.
¿Cuál es el momento más placentero del proceso
musical?
La respuesta rápida sería la grabación y la mezcla del
registro, ya que es mi “vocación”, por decirle de alguna manera. Pero también
podría decirse que disfruto mucho el momento en que los elementos que componen
una canción pueden sostenerse por sí solos… Ese instante en que el músico deja
de pensar estrictamente en lo técnico de la interpretación y puede darse el
lujo de apreciar lo que se va generando… Y ni hablemos cuando eso que está
sonando es del gusto de uno! Es una experiencia muy satisfactoria.
¿De qué hablan
tus canciones?
No sé si hay una temática estable del contenido de las
canciones… Creo que por lo general hablan de las inseguridades generadas a
partir de reconocerse como un ser incompleto,
encontrarse con los propios límites… También hay muchos viejos amores
(buenos y malos), el crecimiento, algunos sueños que me marcaron, temores
infantiles y alguna que otra cosa que me olvido, seguramente.
¿Qué esperás
que pase con tus canciones?
Si la sana comunicación se trata de ser lo más directo
posible sin lastimar a los cercanos, me gusta pensar que el mensaje en la
música se rige por otras leyes y dinámicas. Creo que es sumamente válido
intentar despertar la curiosidad o sugestionar alguna imagen al destinatario,
estimular la inquietud mediante alguna frase o melodía, establecer contrapuntos
que hagan trabajar ambos hemisferios del cerebro. Algunas veces sale mejor y
otras peor, jejeje.
¿Cuándo
empezaste tu camino solista y por qué?
Podríamos hablar de una faceta solista, siempre y
cuando hagamos referencia a componer música por fuera de los proyectos en los
que uno esté involucrado. Hago canciones desde los 18 años, aproximadamente. A
principios del año pasado estaba tocando en tres bandas distintas (con
diferentes roles compositivos en cada una de ellas) y sin embargo, seguí
haciendo música que quizás no se ponía a disposición de estos conjuntos. No
descarto la posibilidad de editar algo de este material, con la ayuda de mis
amigos y colegas, pero al momento estoy poniendo mi líbido creativa en Los
Días, con quienes editamos nuestro último disco a principios de diciembre.
¿Cómo ves la
escena musical?
Argentina tiene una de las escenas musicales más
variadas de Sudamérica, junto a Brasil. Dicho esto, creo que hay que
delimitarse un poco y reconocer que el mainstream de nuestro país es muy pobre
musicalmente hablando y viene en picada. Las leyes del mercado musical y la
falta de impulso a nuevas ideas y circuitos generó artistas, festivales y
producciones donde se pierde (casi del todo) el eje de la música. De ahí la
razón por la cual los “nuevos discos” de artistas que se consagraron en su
momento suenen a “más de lo mismo” de lo que rota en los grandes medios de
comunicación. Recordemos que la futbolización de la música (donde importa más
“la ceremonia de la previa”, el agite por sobre la música, etc.) se da en un
contexto de crisis y decadencia de este ambiente, lacrado con el sello de la
tragedia de Cromañón (como subproducto de lo que generan estas leyes y
criterios).
Por la positiva (y como supervivencia a la época del
“rock chabón”) se fueron gestando otros espacios independientes. La idea del
DIY (Do It Yourself) de los inicios del hardcore se retomó en forma de sellos,
festivales, espacios, radios, fanzines, discos, todo de forma independiente. De
repente, los músicos tuvimos que sentarnos horas frente a videos tutoriales
para aprender a diagramar los flyers de nuestras propias fechas, aprendimos a
editar videos y mezclar nuestra propia música. Amigos programadores y distintas
plataformas que fueron surgiendo nos dieron la posibilidad de difundir nuestra
música a bajo costo y este es, quizás, el aspecto a rescatar de nuestra escena
musical, y de la cual estoy muy enamorado: los músicos independientes remamos
en un mar de dulce de leche y aún así se emiten producciones de alta gama.
¿Con que
músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Por suerte, pudimos compartir muchas fechas el año pasado
con bandas que la rompen. Temporada de Tormentas, Los Islandeses, La Gran
Pérdida de Energía, El Príncipe Idiota, Los Octopus, Entidad Animada, Desperte
Siendo Otro, Césped, Legüero y muchísimas otras.
¿Encontrás
alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Si, la autogestión.
¿Un disco?
Diagramas, de la banda Fusibles.
¿Una canción?
"Siesta", del disco Campamento, de los bahienses Dos
Astronautas.
¿Una frase?
“Sin expectativa no hay decepción”.
¿Un espacio?
Roseti (en Roseti 722, Chacarita; ex “La Playita”).
¿Con quién
continuamos?
Pablo Maeda, de Los Islandeses →
EL MÚSICO POR
SU CANCIÓN: “BATALLA”, LOS DÍAS.