miércoles, 3 de junio de 2015

#13 - Crear una puerta

Nash Coll
Córdoba capital








La música.
La familia. En casa, de chico, siempre hubo música. Mi mama cantándome de chico, mi hermana que siempre cantó, mi viejo que fue quien más nos contagió la música, mostrándonos desde The Beatles, Creedence, Piazolla, Almendra, Seru, jazz, etcétera. Y siempre tuve esa curiosidad. Cualquier casette o instrumento que llegaba lo chusmeaba, jugaba, escuchaba. Mis hermanos tenían sus bandas e iba a los ensayos o escuchaba los ensayos en casette o aprovechaba si por ahí se dejaban una guitarra para tocar.

Las primeras incursiones.
Siempre supe que la guitarra era mi instrumento y así, con el tiempo, tuve mi primera criolla, y de alguna u otra forma siempre, toda mi vida, hice música. Si no tenía guitarra, percutía almohadones y cantaba canciones inventadas en el momento, escribía letras y las cantaba siempre distinto. Fue un juego constante. Investigar el instrumento, el canto, la poesía, con total ingenuidad, fue la mejor forma de aprender. Con mis hermanos cantábamos canciones a diario, en el cotidiano, a donde sea. Siempre me consideré autodidacta en la música, al menos de la forma en que me empecé a relacionar con ella, creé mi propio lenguaje con total ingenuidad. Luego pude pulir o poner en limpio ideas claras gracias a la experiencia de los años, el estudio, nuevas ideas, personas y músicas.

La metodología.
No, nada estricto, es aleatorio. He tenido épocas en que normalmente se daba una línea de hechos como, por ejemplo, primero los acordes, después melodía y letra. Pero al tiempo o excepcionalmente, cambia. Es sorpresiva la manera en que puede llegar a surgir una canción, sea por improvisación, por cantar caminando, por una letra que te canta la melodía, por una vivencia, por ponerte a componer y que salga, o no. Pero sí puedo decir que es una búsqueda diaria y constante la composición, sea porque surge algo nuevo, por hacer un arreglo, por cerrar alguna idea, por versionar, etcétera. Está todos los días presente en mi vida, por ende, abarca situaciones y lugares diversos.

El momento más placentero.
El momento en que te das cuenta que tenés una canción nueva, la sensación de haber creado algo que te emociona y querés transmitir. Después, lo que pase con la canción puede traer muchas cosas placenteras o no... Pero si no se hubiera creado, no pasaría. Es como crear una puerta.

Las canciones.
En mis canciones hay amor, desamor, paisajes y alegrías, pasajes y tristezas, arbitrariedades poéticas, hay vacíos, búsquedas personales, preguntas sin respuestas, respuestas sin preguntas, descargas, mujeres, naturaleza, calles y olvidos.

Lo que pase con ellas.
La canción, una vez hecha, es libre, y pasan con ella cosas que quizás el autor jamás se entere. Eso es algo increíble e impredecible que pasa con la música. Como compositor intento crear lo que para mí sería una buena canción, subjetivamente hablando y sin pensar en un público en especial. Tan sólo espero que del otro lado se disfrute y se agiten sus partículas por alguna razón.

El camino solista.
Se podría decir que siempre, pero básica y formalmente, empecé cuando en el verano de 2011 grabé “Sopa”, aun estando con mi ex banda Biernes*, sólo que -excepto yo- ninguno estaba en Córdoba, y ese año tardamos en arrancar a tocar. En ese lapso hice y presente “Sopa” con Ringo Discos. Luego, a fin de año se separa Biernes* y de algún modo empezó lo que ya se había empezado con ese primer disco. Si bien ahí nomás hicimos Que no Cumbia el Pánico, banda que duró tan sólo meses, por lo que más que nada fue una formación de mi etapa solista que quedó en un demo homónimo al nombre de la banda.

La escena musical.
Hablando en general, veo que se ha descentralizado el mercado grande, como existía hace quince años atrás quizás. No es que no existe, sino que fomenta la mediocridad y maneja otros mensajes públicos. Ahora lo independiente tiene más cabida y circuito, aunque en un camino que aún se está haciendo y asentando. Pero existen posibilidades, como músico, que antes no había. Y eso es porque cambian los modos de mover la información, de crear e incentivar la cultura, la forma en que el público ve al artista, el artista cómo se ve a sí mismo, en un terreno en donde la autogestión y el cooperativismo toman fuerza. Aún sigue siendo dificultoso vivir de esto, pero nada se hace de un día para otro y es un proceso interesante el que se vive hoy, cosa que antes parecía impensable.

Los músicos parientes.
Acá todos estamos en la misma y somos parte de la misma historia, pensar que unos son más que otros es ridículo, sabiendo que en Córdoba siempre fue difícil, en el terreno del arte y la música, ser algo o alguien. Hay bandas de acá que les va muy bien y que por más que no me gusten me encanta que les vaya bien. Es darle fuerza a la identidad propia. Por ende, el emparentamiento se da al vernos como músicos, los que estamos ahí, en ese camino.

La identidad musical.
Acá en Córdoba Capital, la identidad musical número uno es el cuarteto cordobés. Y por ese ADN que hay acá las bandas bailables son las que más mueven, sea o no por circuito propiamente cuartetero. De todos modos, el rock siempre estuvo presente y por lo planteado en la respuesta de la escena musical, se han abierto puertas que permiten que el género gane terreno como circuito local y existe un flujo de bandas importante.

Un disco
Armonicus Daltonicus, de Anticasper.

Una canción
Supermas", de Anticasper.

Una frase
Aunque me fuercen yo nunca voy a decir que todo tiempo por pasado fue mejor, mañana es mejor”.

Un espacio
A veces ciudad, a veces campo.

¿Con quién continúa esta serie?
Facundo Jofre, de Mendoza →


EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "MEJOR"

http://nashcoll.blogspot.com.ar/

No hay comentarios:

Publicar un comentario