miércoles, 23 de septiembre de 2015

#29 - Naturaleza sonora

Mariano Crespo
Córdoba



¿Qué te acercó a la música?
En primera instancia, mi casa. Recuerdo a mi viejo escuchando buena música y a mi vieja con la guitarra, canturriando a dúo con mi viejo. Desde siempre me gustó mucho el sonido en general, no sólo la música grabada sino la naturaleza sonora. Por eso vivo en las sierras...  

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
A los diez ya venía agarrando la guitarra que había en casa, y tomé clases particulares con un amigo de mis viejos. A los once no quise estudiar más y largué la guitarra, hasta los trece maso. Desde ahí no pare más, pero seguí solo, hasta que me vine a Córdoba a estudiar composición.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Lógicamente va pasando el tiempo de oficio y uno va desarrollando metodologías. En mi caso siempre fui un tanto rebelde de las instituciones. La facultad la deje en 3ro., pero me aportó -por decirlo de alguna manera- el ciclo básico, sería como la caja de herramientas que me estaba faltando para terminar de encontrarle la vuelta a la composición, que es lo que más disfruto ¡y más que nada la canción! Es decir, quedé en el medio entre la academia y el guitarrero orejero... Eso me gusta, porque a la hora de fluir no me siento necesariamente con el papel pentagramado... Voy al río, qué sé yo, pero tengo herramientas para luego desarrollar las ideas. Más que nada, mi inspiración es siempre desde lo visual, tratando de representar con letra y música lo que veo.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
¡¡¡Tocar!!! Es el mayor placer. Cuando sentís que algo ya es mostrable y lo mandás, es una descarga a tierra de entre placer y miedito, tocar por primera vez una canción es un placer.

¿De qué hablan tus canciones?
Del río, de la gente que conozco, de cosas que me parecen injustas… Y también me gusta irme para el lado poético cuando me sale.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Al principio no sabía bien y, de hecho, los resultados siempre sorprenden, dependiendo la gente, el lugar y el ánimo, ¡las ganas que uno le ponga! Pero creo que la canción es una herramienta de militancia que si uno la usa con criterio, responsabilidad y le pone garra, es una buena forma de difundir lo que a uno le preocupa y crea que es necesario correr la bola... Y por otro lado, es una forma de hacer catarsis. Es decir, a través de las canciones uno desahoga penas, alegrías, y de alguna manera resuelve, haciendo públicas las cosas en vez de cargarse la espalda. La música es un ornamento que envuelve las palabras volviéndolas más atractivas. De esta forma el mensaje llega más lejos, a mi modo de ver, claro, ya que no todo el mundo te lee un libro, pero sí todo el mundo escucha música.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Hace un año y medio empecé a tocar en bares y espacios abiertos, como peñas y actividades sociales, siempre de la mano de mi cumpa musical, Chachi Ramón, de Alta Gracia, que se sumó al proyecto de entrada y nunca aflojó. En realidad, por más que los temas sean ideas mías, somos un dúo ¡y ya estamos empezando a armar algunas ideas suyas! ¡¡Se viene, se viene!! El por qué fue una necesidad de mostrar una serie de temas que tenía trabados en la garganta, simplemente por trabas internas… Yo ya venía tocando por la zona de Paravachasca con Infusión Sonora, pero siempre tenía algo que me trababa para enfrentar solo los escenarios, los amigos fueron el motivo que me animó, tras su aliento constante. ¡Gracias!

¿Cómo ves la escena musical?
¡En alza! Cada vez se generan más espacios culturales abiertos a todo el mundo y cada vez es más la gente que aprecia el trabajo de los artistas independientes... ¡que somos muchos!

¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Los integrantes de las bandas: Infusión sonora, Sombraitoro y Bonvoyage. Chachi Ramón, Mauri Córdoba, Martín Leguizamón, Caro Herrera, Aníbal de dos lunares... Si sigo, no paro... Perdón a los que no nombré, pero básicamente, mis amigos, con los que aprendo y me nutro día a día…

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Yo vivo en La Bolsa, pero siento a Paravachasca como “el barrio” en general. Y sí, creo que desde que se viene armando el colectivo de músicos, se viene generando una identidad, no sé si tanto a nivel musical, porque es todo una gran orgía de ritmos fusionados hoy en día. Y a su vez, cada uno va encontrando su propio sello. Pero sí identidad a nivel humano, político y social. Estamos todos en el mismo viaje...

¿Un disco?
La magnífica puesta en escena del universo, de Sombraitoro.

¿Una canción?
“Chacu”, de José Quiñones.

¿Una frase?
“No para-vachasca!!!”, frase del pueblo.

¿Un espacio?
El río…

¿Con quién continúa la serie?
Mauri Córdoba →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “TAPONES”

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