miércoles, 11 de noviembre de 2015

#36 - La música de la llanura

Facundo Picone
Chascomús, Buenos Aires.



¿Qué te acercó a la música?
Mi casa fue siempre un lugar de amigos y familiares, la mayoría de ellos cantores y guitarreros, al igual que mi padre. No tuve que acercarme a la música porque tuve la suerte de criarme entre guitarras, cantores y poetas. A los ocho años mi padre me enseñó los primeros acordes, así empecé y nunca más me separé de la guitarra.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Cuando yo era chico no cantaba, solamente tocaba. Hacía algunos gatos, rancheras y milongas que me había enseñado Jorge Canosa, un profesor de Chascomús, con quien estudié unos años y me enseñó a leer música. Mi primera actuación fue a los nueve años en la escuela, para un día de la madre. Me acuerdo que toqué la milonga “La primavera”.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No. Todos los días agarro la guitarra y siempre estoy haciendo algo, pero no porque me lo proponga como una metodología de trabajo. Lo hago realmente cuando me siento con ganas.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Una noche cualquiera, si es en un rancho o en algún galpón mejor, un vaso de vino, amigos que disfruten de las mismas cosas que disfruto yo, y una guitarra pasando de mano en mano. Si se escapa alguna lágrima, le echás la culpa al fuego y listo.

¿De qué hablan tus canciones?
Mis canciones pretenden enaltecer la figura del gaucho, sus sentimientos y costumbres. Algunas son alegres, otras no tanto, como la vida misma. Hablan de pertenencia al hogar, al pago, del amor a una mujer, a la familia. Pretenden ser un aporte para mantener viva nuestra tradición.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Mis canciones ya emplumaron y volaron del nido, ya tienen vida propia. Yo lo único que espero es que si alguno las toma, ya sea simplemente para escucharlas o algún cantor las quiera interpretar, lo haga con el mismo sentimiento con el que yo las hice. Ya con eso me doy por bien pagado.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Si bien he cantado en dúos, tríos y he formado parte de diferentes conjuntos, yo siempre hice mis cosas como solista cantando y tocando nuestros géneros musicales de la provincia de Buenos Aires. Mi padre siempre lo hizo y tal vez de él heredé este amor por todas estas cosas.

¿Cómo vez la escena musical?
Yo creo que hay mucha gente joven y talentosa que lamentablemente no tiene la difusión que se merece, ya sea en los medios como en los festivales. He oído decir que al irse Atahualpa, por dar un ejemplo, no surgió nadie que ocupe ese lugar. Yo pregunto, ¿no habrá algún Yupanqui dando vueltas por ahí?

¿Con qué músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Yo me siento emparentado con cualquier músico, de cualquier región de nuestro país que al interpretar una canción represente un sentimiento puro y verdadero y que no sea el aplauso su única meta.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Sí, claro, y muy bien definida. Sólo basta escuchar a Atilio Reynoso o a Omar Moreno Palacios. Esa es la música de la llanura.

¿Un disco?
Canciones brotadas de mi raíz, de Luciana Jury.

¿Una canción?
El estilo “A mi morocha”, de José Razzano.

¿Una frase?
“Cuando el padre le da al hijo, ríe el hijo y ríe el padre.
Cuando el hijo le da al padre, llora el padre y llora el hijo”.

¿Un espacio?
Tengo un rancho de barro y paja, “hecho por mí, hecho por mí”, como dice la chacarera. Ese es mi lugar.

¿Con quién continúa la serie?
Ya que la nombré anteriormente, la invito a Luciana Jury →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “EL VIENTO Y LA FLOR”   

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