Cristóbal Sterpone
Embalse, Córdoba.
Foto: Ivan Pierotti |
¿Qué te acercó a la música?
Vengo de
familia de músicos, por parte de mi viejo y mi vieja. Ambas familias siempre
estuvieron ligadas a la música. De todos modos, pienso que esa fragilidad ante
la música ya viene con uno. Seguramente, el hecho de tener instrumentos a mi
alcance y ver a mis tíos constantemente tocando llamó rápidamente mi atención.
Pero como dije anteriormente, el sentimiento musical, por así decirlo, es algo
que traemos impreso y que tarde o temprano va a salir a la luz, más allá del
entorno.
¿Cuáles fueron tus primeras
incursiones?
Recuerdo con
claridad que en la casa de mi abuela paterna había una guitarra criolla sobre
una cama. Yo ni si quiera la
levantaba, pero podía pasar un largo rato tocando las cuerdas al aire, eso ya
me generaba una gran atracción, y siempre que tenía la oportunidad lo hacía. El
siguiente recuerdo ya es con mi primer batería, que mis viejos me regalaron
cuando cumplí los once años, con la que di mis primeros pasos rítmicos y que ha
sido una fuente de inspiración hasta estos días.
¿Tenés una metodología de
composición y trabajo?
En cuanto a
la composición, no tengo ningún método. Con el tiempo aprendí a estar atento y
poder captar bien el momento en que la info baja. No es algo que pueda manejar,
ni siquiera sé bien cómo es que sucede, pero en algún momento la música llega y
eso es lo que lo hace tan mágico y especial. Después viene otra fase, donde hay
que trabajar sobre las ideas y darles forma. Y ahí sí, ya empiezo a aplicar fórmulas
que fui desarrollando en estos años, y de esa manera conseguir el sonido
buscado. De todas maneras, siempre es algo muy experimental.
¿Cuál es el momento más
placentero del proceso musical?
Hay muchos,
uno es cuando tengo un boceto nuevo y ya quiero mostrárselo a alguien más. Otro
es cuando me junto con la banda y ellos reproducen humanamente lo que yo fui programando
y trabajando solo. Es un momento único, tanto que a veces me cuesta
cantar las canciones por la emoción que me produce.
¿De qué hablan tus canciones?
Hablan de
amor, de mis hijos, aunque no los nombro directamente, la energía viene de ahí.
De reflexiones personales, pero principalmente está referido a la sensación que
me provoque la canción, entonces escribo a modo de agradecimiento por la
llegada de esa nueva música. Esa es mi religión.
¿Qué esperás que pase con tus
canciones?
En verdad no
espero demasiado, ni siquiera me imagino que más podría pasar. Recibo
devoluciones hermosas todo el tiempo y con eso me basta. Por ahí fantaseo que mis
hijos de grandes las toquen, las hagan propias, eso me haría muy feliz.
¿Cuándo empezaste tu camino
solista y por qué?
Hasta los
catorce o quince años no recuerdo exactamente, formé parte de distintos
proyectos como batero. A partir de ahí, todo cambió con una porta estudio de
cuatro canales que mi viejo me regaló. Esta grabadora fue la que me permitió
juntar toda música que venía acumulando y ahí, sin darme cuenta, fue que
comenzó mi camino solista. Fue ahí donde grabé mis primeras ideas, que luego
serían canciones y que hoy son mi universo musical.
¿Cómo ves la escena musical?
Creo que
estamos ante una explosión musical muy interesante, de la cual me siento parte
por el sólo hecho de generar música nueva hoy. Y porque cuando escucho a las nuevas
bandas me siento mucho más identificado que años atrás, donde sentía un vació
importante y me costaba mucho más
conectar. Hoy me sorprendo de ver tanta gente haciendo canciones bellas por
todos lados. Hay que ver si estamos preparados para recibir y percibir todo ese
arte, porque también están los que piensan que ya fue todo hecho y que lo nuevo
no tiene sustento. Yo no creo que sea así...
¿Con que músicos de tu entorno
te sentís emparentado?
Obviamente, con
los músicos que toco con más frecuencia, con los que estoy compartiendo esta
etapa. Ellos son Alexis Duarte, Miguel Zuárez, Simón Gómez, Ary Branca, Mauro
Duarte, Catalina Sterpone. Ocasionalmente toco con Rayos Láser y también siento
una gran afinidad. La lista podría extenderse.
¿Un disco?
Senderos, de Valentín González.
¿Una canción?
"Madre de los Quebrachos", de Matías González.
¿Una frase?
“No está
mal intentarlo otra vez la mitad del tiempo que perdés”.
¿Un espacio?
El valle del
silencio.
¿Con quién continúa la serie?
Nahuel
Chiarella →
EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “ABRAZAME”
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