miércoles, 10 de agosto de 2016

#64 - Estar solo con tu guitarra no implica necesariamente ser solista

Roberto Tosi
San Luis.



¿Qué te acercó a la música?
Crecí en un hogar lleno de música y la admiración por mi abuelo hizo, en principio, que me acercara a ella. Mi abuelo materno, cantor cuyano, fue el primer referente, pero junto a él, mis hermanos y fundamentalmente mi viejo. Si bien no era cantor, siempre estuvo vinculado a lo cultural, y de su mano conocí a artistas comprometidos con la realidad social. Esto fue lo que más influyó en mí y paulatinamente mi obra tendió hacia ese estilo. Viajando con mi viejo conocí la música de Cafrune, Facundo Cabral, José Larralde, Atahualpa Yupanqui, León Gieco, entre otros grandes que admiré desde siempre. Me acercó a la música, también, la necesidad de decir, de contar, de trascender al hecho estético, con el fin de comunicar una idea, un concepto. Resumiendo, me acerqué a la música por tradición familiar, por admiración hacia artistas comprometidos y por la necesidad de comunicar.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Me inicié casi de manera autodidacta, robando acordes de los cantores de mi pueblo y de viejos libros de guitarra. Luego me animé a cantar en las reuniones familiares, en la escuela, para seguir posteriormente en peñas y festivales de pueblos del norte de San Luis. La necesidad de componer ya estaba en mí en ese entonces y practicaba inventando letras para las melodías de las canciones que me gustaban. Después, ya con otros recursos, comenzaron a nacer las canciones propias que paulatinamente fui cantando cuando tenía alguna oportunidad. Los primeros pasos también los di junto a mi hermano Sergio, con quien armamos un dúo y nos fue muy bien. Luego por razones de salud él no pudo continuar y yo bajé los brazos. Continué luego de algunos años como cantautor solista retomando así el camino.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No tengo una metodología definida de composición. Por lo general, hay una necesidad de expresión ante un hecho, una situación, una injusticia, un sentimiento. Luego aparece una melodía y en la mayoría de los casos surge la poesía, la letra. La inspiración aparece en momentos inesperados y las canciones se resuelven de diversas formas en mi caso. Me ha pasado de andar tarareando una melodía por años y de un momento a otro apareció la letra. Otras veces, he escrito canciones en un rato. En definitiva, no tengo una explicación concreta, una certeza de cómo componer, simplemente surge y fluye. En cuanto al trabajo sí hay un método organizado temporalmente. Varía entre ensayos y reflexiones según la necesidad.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Es difícil responder esta pregunta ya que la música y su proceso son placenteros desde donde se los mire. Siento mucha felicidad en el proceso creativo de una canción y cuando finalmente éste concluye. Cuanto aparece una melodía, una idea, una estrofa, un arreglo, siempre viene de la mano de la satisfacción. Pero es un espacio de soledad y como todo proceso comunicativo, la música debe compartirse. Entonces aparece otro de los momentos placenteros cuando canto mi canción ante alguien, ya sea en el entorno familiar, con amigos o bien en un escenario. Desde hace algunos años trato de cantar sólo mis canciones, porque considero que en ellas está mi esencia y los sentimientos más profundos que tengo para ofrecer. Cantarlas es también muy placentero.

¿De qué hablan tus canciones?
Todas tienen un profundo vínculo social. En muchas de ellas está la historia de personajes cotidianos que, si bien no salen en la tapa de los diarios, construyen la nuestra día a día con pasión y compromiso. Mis canciones hablan de eso, de las pequeñas historias que conforman la historia real. Hablan de los bailarines y cantores desconocidos, de rostros invisibles, de manos sin privilegios, de exilios, de amores, de sueños y utopías, de las construcciones que nacen en campos y barrios; intentan vincular la memoria con la actualidad, indagando entre los dolores y los amores de la gente y mis propias emociones.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
En principio poder compartirlas. Cada vez que esto pasa, ya dejan de ser de uno y es muy difícil saber qué emociones transitarán en el otro. Siempre tengo la esperanza de que sean significativas para alguien; siempre las sueño libres para que tomen el rumbo que deseen más allá de lo que en algún momento yo pueda esperar de ellas. 

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Creo que desde el inicio fui solista, entendido esto como aquel que no es acompañado por nadie. Las cosas más lindas de la música las viví solo con mi guitarra. A veces no te das cuenta y lo estético te envuelve, entonces pensás que es fundamental armar una gran banda. Pero con el tiempo comprendés que lo importante es el mensaje que transmitís. Estar solo con tu guitarra no implica necesariamente ser solista, porque vienen con ella las historias del camino, los amigos, los amores, las ideas, en fin, la vida. Entonces, la idea de solista se transforma en relativa.

¿Cómo ves la escena musical?
Compleja, al menos en mi entorno.

¿Con qué músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Hay algunos artistas que admiro y si bien soy solista creo profundamente en la oportunidad del trabajo colectivo. Como te dije, veo a la escena musical compleja y esta situación lo es también para las demás artes. Entonces siento injusto nombrar sólo a músicos porque me siento emparentado con actores, narradores, poetas, artistas plásticos, etcétera, que se esfuerzan por transmitir con creatividad una visión de lo que pasa en nuestra comunidad. Siempre que puedo, comparto espacios con ellos. Actualmente, por ejemplo, realizo junto a un amigo escritor y bailarín (Javier Bautista) una propuesta de música y relatos que denominamos Entre Historias y Canciones. Dentro de ella también aparecen en escena pinturas de artistas puntanos y espontáneamente suelen participar bailarines y el público. Me siento emparentado con todo aquel que se anima a expresar desde el arte lo que siente y piensa.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Hay una identidad musical en Cuyo, muy clara, relacionada con lo tradicional, el culto a la amistad, al paisaje,  y se reduce a tres géneros específicos: gato, cueca cuyana y tonada, por ahí algún vals. Desde lo discursivo y lo musical se ajusta a estos parámetros. Admiro a los artistas de mi entorno, y si tuviese que nombrar a uno diría que José Luis Aguirre reúne la identidad o el estilo con el que me identifico. Por haber pasado mi infancia y mi adolescencia en el norte de la provincia de San Luis, entre el límite con Córdoba y la Rioja, lo que hago en relación al folklore incluye otros géneros que me alejan de la postura tradicionalista ortodoxa y me vincula a Traslasierra y la Rioja con el aporte sanluiseño y cuyano que puedo dar. En lo discursivo me pasa lo mismo, la identidad que busco trasciende al paisajismo y se apoya en lo social, y esto implica al mismo tiempo a la universalidad. Me resisto a pensarme desde una frontera territorial o cultural.

¿Un disco?
Corazón de tinta, de Jaguar poeta urbano (Ricardo Corona).

¿Una canción?
“Más de cien inviernos”, de José Luis Aguirre.

¿Una frase?
Me gusta una frase que es parte de un poema que escribí para el patio de la Pirincha, inspirado en una fotografía de Federico Del Prado: “Somos caminos, nos definen las distancias.  Somos humanos, nos define el corazón”.

¿Un espacio?
El mundo.

¿Con quién continuamos?
Con Federico Olguín →

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “EL DUEÑO DE LAS PALABRAS"

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