Analía Trillo
Quilmes, provincia de
Buenos Aires.
¿Qué te acercó a la
música?
Varias cosas, supongo; quizás
escuchar desde pequeña a mi mamá y a mis tías cantando… El tango sonando en la
casa de mis abuelos, donde alguna que otra vez caía algún cantor con una
guitarra o algún fueye. Tengo la imagen de mi abuelo pasado de copas, mi abuela
enojada, y yo divertidísima, queriendo escuchar esa música que me encantaba. Un
poco más grande, recuerdo a varios músicos que me influenciaron: mi prima
Marcela Vigide tocando su violín; Ángel Dermán, mi profesor de música de tercer
grado, de quien aún recuerdo sus canciones de memoria, y podría decir que prácticamente
es la única gran evocación de mi educación primaria; Jorgelina Lavalle, mi
profesora de música de segundo año de la secundaria, que un día tocó la flauta
traversa a su clase. Ese día conocí el instrumento que me fascinó y marcó mi
camino en la música. Y más tarde, ver un video del “Mono” Izaurralde tocando
chacarera en el canal Todo Tango y,
obviamente, me voló la cabeza. Posiblemente, esos fueron disparadores que me
llevaron a elegir este camino.
¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
Tocar algún dúo con mi prima, las
orquestas juveniles… El primer proyecto en el que encaré más seriamente —con el
nivel de seriedad que podía tener a los veinte años— fue un grupo de folklore
con mis compañeros del conservatorio.
¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
En cuanto a la composición, no.
En cuanto al trabajo con mi instrumento, sí. Soy rigurosa con el estudio técnico.
Depende del repertorio que esté armando, me organizo rutinas de estudio que me
ayuden a abordar la música con más posibilidades de elección al momento de la ejecución.
¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
El momento más placentero es a
veces un ensayo donde después de mucho probar encuentro eso que tenía en la
cabeza desde el principio. Algún concierto donde ocurre la magia y siento que
realmente fluye la música. No son cosas que pasan siempre que uno toca o
ensaya. Son esos momentos que se dan a veces, si bien uno busca generarlos en
cada ensayo o concierto, vienen cuando se les canta a ellos.
¿De qué hablan tus canciones?
Compongo música instrumental que
habla del lugar donde vivo, que es Buenos Aires.
¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Espero que me hagan millonaria,
pero bueno… Si no se puede eso, espero que a alguien le guste un tema mío y me
invite un Fernet con Cola.
¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
De alguna manera se podría decir
que ahora estoy empezando. Hasta el momento me dediqué al trabajo grupal, pero después
de ser madre, elegí quedarme un tiempo en casa con mi hija y eso le quita
tiempo a cualquier actividad grupal que requiera presencia constante. Así que
sigo haciendo algunas actividades grupales que no requieren tanto ensayo,
mientras trabajo también de manera individual todo lo que tiene que ver con la
composición.
¿Cómo ves la escena musical?
Muy bien, al menos en el tango,
que es a lo que me dedico. En las últimas décadas hubo un resurgimiento del
género, de mano de las generaciones de músicos más jóvenes. Hoy hay toda una
camada de músicos haciendo cosas muy buenas, hay variedad de estilos entre los
nuevos compositores. El tiempo dirá que queda y que no. Pero ser muchos es algo
muy bueno.
¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentada?
Con todos los que se animan a
pensar cosas nuevas, a innovar desde cualquier aspecto pero desde la
profundidad, desde el conocimiento genuino de la música que quieran tocar.
¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Si, encontré mi identidad en la
música latinoamericana en general y en la música rioplatense, en particular.
¿Un disco?
Un disparo en la noche, de la Orquesta Típica Julián Peralta. Es
una recopilación de los tangos de nuestro siglo.
¿Una canción?
“Aire sin final”, del “Tape”
Rubín. Un tangazo de nuestros días.
¿Una frase?
“Nosotros somos solo un poroto de la máquina tanguera, un tornillo de
esta máquina, nada más, que en determinado momento podemos ser útiles y en otro
no”. Es de Osvaldo Pugliese, lo dijo cuando tocó por primera vez en el
Colón. Tenía ochenta años.
¿Un espacio?
Espacio Cultural Benigno, de los
lugares que conocí últimamente es el que sentí más cálido.
¿Con quién continúa la serie?
Marcela Vigide →
Marcela Vigide sugiere seguir con Cintia Trigo →
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