Matías Fain
Ciudad de Buenos Aires.
¿Qué te acercó a la música?
Me acerqué por curiosidad, tenía un amigo que tocaba y me sorprendía cómo
pisaba las cuerdas y de repente hacía sonar canciones de mis bandas de rock
favoritas de ese entonces. Entonces me dije que quería hacer eso. Luego decidí
dedicarme y ampliar los horizontes de las posibilidades para conocer cómo se
pulsa y cómo se expresa a través de los distintos géneros.
¿Cuáles fueron tus primeras
incursiones?
En los comienzos tocaba en distintas bandas de rock con la búsqueda y
el atrevimiento de componer canciones propias y de mis compañeros. En ese
camino de ensayos, tocadas en vivo en distintos lugares de capital y provincia,
llegamos a grabar un EP que paradójicamente terminó siendo la conclusión de
aquella etapa en el género.
¿Tenés una metodología de
composición y trabajo?
No lo pienso demasiado, muchas veces una frase letrística o musical funciona como disparador, y luego es un
dejarme llevar o reflexionar sobre lo que estoy hablando o planteando
musicalmente para modificarlo o desarrollarlo con ideas contrarias, como si
fuera un cuestionamiento de lo planteado en busca de formas distintas.
¿Cuál es el momento más
placentero del proceso musical?
Cuando ya no hay en qué pensar, simplemente es una decisión para
dejarse llevar por las distintas posibilidades, sorprenderse y emocionarse con
las formas y ser ese sonido que nos abarca en sí mismo.
¿De qué hablan tus canciones?
No sé si corresponde definir las temáticas de mis temas, ya que cada
cual puede interpretarlos de las formas que quiera, pero sí puedo decir que
busco a través de distintas temáticas generar un planteo positivo y superador,
algo poco común dentro del cliché que presenta el tango acerca de la nostalgia,
resentimiento, etc. Quizás plantear que hay momentos difíciles que tocan pasar
y en ese sentido no quedarse solo con ello y continuar, en otras la
búsqueda es exponer el paisaje confuso y caótico de la ciudad y el sistema que
somos parte y cómo nos lleva a relacionarnos con los demás.
¿Qué esperás que pase con tus
canciones?
Que vuelen y lleguen a lugares inesperados, sean parte de la expresión
de algún otro que las quiera cantar o compartir.
¿Cuándo empezaste tu camino
solista y por qué?
No tengo grupo solista, formé con mi amigo Juan I. Pérez Porta Deleitango, con la intensión de explorar
el tango a través de arreglos propios sobre grandes clásicos o no tanto para
conocer y abarcar distintas posibilidades. Tuvimos el lujo de comenzar a
trabajar con los cantantes Nicolás Scordamaglia y Nazarena Cáceres, y en este
nuevo panorama surgió la intensión de generar tangos propios, tanto
instrumentales como cantados. Más tarde, con la cantante amiga Brisa Videla,
nos comenzamos y formamos Tangorante,
como un proyecto que plantea ideas a través de lo espontaneo del momento, con
arreglos que van surgiendo sobre la marcha y con momentos libres en donde hay
espacios para la improvisación. Con el tiempo se sumó el
bandoneonista-armoniquista Nahuel Perkal, con quien seguimos desarrollando este
método con clásicos del género y composiciones propias.
¿Cómo ves la escena musical?
Veo una escena muy buena desde las bases, mucha gente que quiere que
haya espacios de tango y música en vivo, con todo el esfuerzo que ello implica,
también muchos grupos con planteos propios y búsquedas interesantes para
generar un repertorio nuevo actual. También hay un público que asiste de manera
auto-convocada a las distintas milongas y espacios, lo que genera un
intercambio e inclusión para darse a conocer y fortalecer la movida tanguera.
Destaco esto también porque, por otra parte, vienen sucediendo situaciones de
clausuras a centros culturales que son los que permiten, dentro del circuito
under, que lugares como éstos se vean afectados, lo que genera momentos de
lucha y resistencia para este circuito.
¿Con que músicos de tu entorno
te sentís emparentado?
Mis referentes actuales, obviamente, vienen desarrollando quizás la
escuela tanguera que planteó en su momento Roberto Grela, pero planteando una
búsqueda personal a través de ellos, como son el trío de
guitarras Lacruz-Heler-Nikitoff, Hugo Rivas, Roman Vergagni, Alfredo Sadi,
Alfredo Tape Rubin, Julián Peralta y su Orquesta típica.
¿Encontrás alguna identidad
musical propia de tu zona o circuito?
La identidad que encuentro es el tango.
¿Un disco?
Aguafuertes Tangueras, de
Lacruz-Heler-Nikitoff.
¿Una canción?
“Viento solo”.
¿Una frase?
“Ser parte del hoy y no una
repetición del ayer para sentirse correcto por repetir modales”.
¿Un espacio?
La Sin Gomina Milonga.
¿Con quién continúa la serie?
Nazarena Anahí Cáceres →
EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: “ALIMENTO
PARA FUEGOS”
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