Pablo Merletti
Merlo, Buenos Aires.
¿Qué te acercó a la música?
Comencé a tocar la guitarra viendo a mis hermanos mayores, quienes por
aquellos años tenían sus bandas de rock y andaban cantando en los bares de
Merlo. Yo los veía y admiraba. Aunque en la actualidad me expreso con la
guitarra criolla, podría decir que empecé, como muchos trovadores de mi
generación, tocando la eléctrica.
¿Cuáles fueron tus primeras
incursiones?
Primero fue la batería, el batero de la banda de mi hermano se había
ido y entonces lo reemplacé un tempo. La verdad que no duré mucho con este
instrumento, lo sentía limitado en relación a la necesidad que tenía de
expresarme con mis letras y melodías.
¿Tenés una metodología de
composición y trabajo?
No tengo una metodología al
momento de componer una canción, a veces primero la música y luego la letra, y
en ocasiones viceversa. Hace un tiempo que me dedico también a musicar poemas
de otras personas y me resulta también muy gratificante esa tarea.
¿Cuál es el momento más
placentero del proceso musical?
Lo que más disfruto es hacer. Como decía el viejo Serrat, hacer
canciones. Ese momento es único y aunque a veces falta tiempo en esta vida de
posmodernidad, siempre ando buscando encontrarme con esa soledad tan necesaria
para hacer una canción.
¿De qué hablan tus canciones?
Mis canciones hablan de muchas cosas. Intento no ser monotemático,
aunque pienso que todos los cantautores tocan básicamente un tema alrededor de toda
su obra. Mis temas hablan de la realidad, según mi visión, de mi vida y también
de la de los demás, que son yo mismo de alguna manera. Hablo de personajes que
me sensibilizan, por ejemplo, de historia, del país, del pueblo. Tengo un canto
reflexivo y empático, y otro mucho menos profundo, material y pragmático. Me
gusta cantarle al amor en sus diversas formas, y también me entusiasma y
divierte buscar las contradicciones que todos tenemos y hacer crítica social,
renegar de la hipocresía y el egoísmo, que son moneda corriente en nuestras occidentales
y cristianas sociedades.
¿Qué esperás que pase con tus
canciones?
Me gustaría que mis canciones sean más difundidas para poder llegar a
quienes no conozco, y tal vez se sientan bien escuchándome. Es decir, quienes
comparten mis gustos musicales, poéticos e ideológicos. Pero tampoco me quita
el sueño ese deseo. Comprendo que mi música jamás estará en los grandes
escaparates, y es bueno que así sea. Comprendo perfectamente que mi canto es algo
así como contrahegemónico y que la industria musical difícilmente ponga sus
ambiciosos ojos en una canción cuya estética escapa a los parámetros
establecidos por la moda y los dueños de todo: medios de comunicación,
productoras musicales, etcétera. Canción que ha sido valiente, siempre será
canción nueva, decía Víctor Jara. Eso quiero, hacer canciones valientes. Y
seguir cantándolas en la calle, por supuesto.
¿Cuándo empezaste tu camino
solista y por qué?
Mi camino solista arrancó allá por el 2003. La banda de rock había
cumplido su ciclo cuando empiezo a escuchar y sacar canciones de Yupanqui,
Silvio Rodríguez, Zitarrosa, Serrat… Un camino de ida. Con estos referentes me
quedé, viviendo su poesía y
aprendiendo sobre la vida. Estas gentes son clásicos, porque reflexionan sobre
los grandes temas de la humanidad a partir de su poesía profunda y clara: el
amor, la lucha, el hombre y su paisaje, el tiempo, la amistad, la creación.
¿Cómo ves la escena musical?
No conozco algo así como la escena musical. Por lo general canto en la
calle, esa escena musical la veo de regular a mal; a los trabajadores
callejeros siempre nos complican las devaluaciones, ajustes económicos, etcétera.
El que te da la propina o te compra un disco es por lo general un laburante
como vos, y no son tiempos buenos para los laburantes.
¿Encontrás alguna identidad
musical propia de tu zona o circuito?
En la zona oeste de Buenos Aires, donde nací, hay mucha historia y
existen buenos músicos. Hay los que copian, obviamente, pero hay quienes crean
sus poemas y melodías, en cualquier estilo, desde rap hasta folclore.
¿Un disco?
La viuda, José Carbajal "El Sabalero".
¿Una canción?
"Te doy mi voz", de Nico Trigo.
¿Una frase?
"El único trabajo que libera, es
el que se ama".
¿Un espacio?
Frida, en San Antonio de Padua.
¿Con quién continúa la serie?
La serie continúa con Nico Trigo →
La serie continúa con Nico Trigo →
EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "CANTO QUE GRITO"
No hay comentarios:
Publicar un comentario