Ramiro González
La Rioja.
¿Qué te acercó a la música?
Si bien soy hijo de un músico, cantautor de folclore, de mi
provincia de La Rioja, creo que mis primeros recuerdos de la música se remontan
a mi hermano mayor -mis viejos están separados desde un par de meses antes de
mi nacimiento- y de mi madrina, que me
cantaba canciones de María Elena Walsh cuando iba de vacaciones a casa de mis
abuelos, en la provincia de Córdoba, donde resido actualmente desde hace unos dieciocho
años.
¿Cuáles fueron tus primeras
incursiones?
Mis primeras incursiones fueron cantando con un bombo de madera
terciada, de esos que venden en las casas de productos regionales. Me lo regaló
una tía abuela luego de un viaje que hizo a Salta. Debo haber tenido cuatro o cinco
años. Luego, a los ocho, mi viejo me enseñó a tocar el charango, y a eso de los
once agarré por cuenta propia la guitarra, porque el charango se había roto. Y
fue un viaje de ida. A los quince o dieciséis empecé a escribir mis primeras
cosas para una banda de rock que teníamos con unos vecinos del barrio.
¿Tenés una metodología de
composición y trabajo?
No tengo, aunque después de más de veinte años de escribir y,
posiblemente, por cierta facilidad para las melodías, por lo general primero
hago las letras y me resulta fácil musicalizar. De todas formas estudio
bastante de manera autodidacta y siempre estoy probando nuevas técnicas.
¿Cuál es el momento más
placentero del proceso musical?
Cuando se comparte con otros músicos o cuando la gente corea mis
canciones, ahí se produce una conexión que es muy difícil de explicar. El hecho
de ser cantautor y de que otros artistas interpreten mis temas, los hace
circular de una manera más extensa de lo que yo podría hacerlo y eso hace que
se conozcan por diferentes versiones. Eso es un gran placer, cuando alguien
elige una canción que yo hice sin ninguna pretensión.
¿De qué hablan tus canciones?
De la vida, de gente común y corriente, de cuestiones sociales,
políticas, filosóficas, del amor y los afectos. De la tierra, la naturaleza, de
lo rural y lo urbano. De muchas cosas.
¿Qué esperás que pase con tus
canciones?
Nada, no espero nada. El que espera algo de sus canciones está
especulando con ellas. Yo las hago por una necesidad de comunicar o compartir
un pensamiento, a veces por catarsis.
¿Cuándo empezaste tu camino
solista y por qué?
Siempre quise formar parte de un grupo, nunca me interesó ser solista,
para nada. El hecho de hacer canciones, en cierto modo, es una limitación
respecto de ese anhelo, porque todos los músicos con los que me he juntado
terminan pidiéndome que hagamos temas míos. Cada vez que sucedió eso, cuando
empezábamos a hacer temas míos, por lo general terminaban recayendo la mayor
parte de las responsabilidades en mí y me terminaba desgastando, porque eso
genera cierta comodidad en el resto de la banda. Así que un día decidí
abandonar un proyecto hermoso que tenía con un sexteto y empecé a tocar y
componer para mí solito, con la guitarra. Y ese fue un bonito viaje, porque me
exigió explorar otros recursos con el instrumento y mejorar la interpretación
vocal. Aunque ahora que soy un poco más conocido las cosas son diferentes,
porque tengo gente que se encarga de hacer algunas tareas que me desgastan y
eso me permite relajarme con el resto.
¿Cómo ves la escena musical?
Es una pregunta bastante compleja y abarcativa. Depende del lugar y sus
políticas culturales. No es lo mismo la escena de Córdoba, donde yo vivo, que
la de La Rioja o la de Buenos Aires, y así en cada lugar, va cambiando de acuerdo
a diferentes factores sociopolíticos. Por ejemplo, este cambio de gobierno a
nivel nacional, no creo que sea tan auspicioso, si bien yo no soy partidario de
uno ni de otro, creo que lo realizado por Teresa Parodi, en el gobierno
saliente, era de alguna forma esperanzador, y lo que vi con Macri como jefe de gobierno
de Buenos Aires era de alguna forma todo lo contrario, con el cierre de muchos
espacios. Lo que sí veo, en general, es una vuelta a las artes. El mundo tiene
ciclos de mucha creatividad y creo que este que estamos viviendo es uno de
ellos, posiblemente potenciado por los recursos tecnológicos.
¿Con que músicos de tu entorno
te sentís emparentado?
Con los que de alguna forma me vengo relacionando desde hace más de una
o dos décadas. Raly Barrionuevo, Bruno Arias, Juan Quintero, con quienes he
compartido mucho en este último tiempo, pero la lista es larguísima. Le debo en
gran parte ser lo que soy a un músico de mi provincia, que es Pica Juárez. Me
siento identificado con quienes vengo compartiendo una amistad y luego la
música, como José Luis Aguirre, que es un tremendo compositor cordobés con quien
tenemos un dúo, o con quienes me han invitado a compartir con ellos, como
Orozco Barrientos, Franco Luciani, Arbolito, La Bruja Salguero, Bicho Díaz, Dúo
Coplanacu, Acá Seca, Luna Monti, María y Cosecha, Lucas Heredia y Julián
Venegas. Este año tuve la alegría de compartir un par de veces con el Negro
Carlos Aguirre, Jorge Fandermole, Liliana Herrero y Juan Falú. También tuve la
suerte de cruzarme con artistas de otros géneros que no son folclore, con
quienes he compartido, como el Ají Rivarola de Armando Flores o el Cabra de
Vega de Las Manos de Filipi, por citar algunos.
¿Un disco?
Pintura de pago chico, de
José Luis Aguirre.
¿Una canción?
“Vientito de Achala”, también de José Luis.
¿Una frase?
“SI pinto en noche con luna mi
coplita sale clara”, de mi viejo, el Pimpe González.
¿Un espacio?
El Encuentro Nacional Cultural San Antonio de Arredondo.
¿Con quién continuamos?
Rodrigo Carazo →EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "LA COSECHERA PERDIDA"
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