Pedro Cabal
Victoria, La Pampa - Villa María, Córdoba
SOBRE FOTO ORIGINAL DE FLOR ROBLEDO
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¿Qué te acercó a la música?
Mi acercamiento a la música
tiene un responsable, y es mi viejo, que es músico. De las guitarreadas en casa
con sus amigos y de las muchas milongas de Julio Domínguez, el “'Bardino”, que
sonaban en casa, la crianza en el pueblo chico, Zitarrosa, el contexto natural
alrededor.
¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
De niño quería ser baterista, a
morir, así que arranqué tocando el bombo de muy pequeño. Después empecé a
tocar la guitarra. Creo que ya empecé a ver la pasión por la música al
cantar, que es lo que más me gusta hacer.
¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
Generalmente pienso en alguna
idea o motivo y lo voy laburando, a veces pasan meses entre empezar a componer
y terminar una canción, algunas quedan abandonadas y otras canciones simplemente
salen enteras.
¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Para mí son dos: la instancia de
grabación y la búsqueda del sonido que tenés dando vueltas; y la de tocar, que
es un momento sagrado.
¿De qué hablan tus canciones?
Si bien no hay una temática en
particular, creo que hablan más de mí y de cómo vamos conociendo
y adaptándonos a los nuevos paradigmas artísticos que nos rozan
y ejercen mucha influencia en nosotros.
¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que se muevan, que le sirvan a
alguien y que compartan un poquito del amor depositado en ellas.
¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
De adolescente me gustaba mucho
tocar música pampeana y, si bien no componía en ese tiempo, me gustaba la idea
de versionar canciones que me gustaban mucho de allá, y quizás darle una onda
que venía curtiendo por otro lado, más rockera. Después, al mudarme a Villa María
(ciudad donde vivo) comencé a tocar en un par de bandas (Madre chicha, Volá
Pescao y un par más de proyectos de los que formo parte en paralelo) y esto me
enseñó a hacer canciones desde un rol distinto, más el de formar parte de
un grupo.
¿Cómo ves la escena musical?
Me gusta mucho, hay una revalorización
de la cultura del under y existen en varios lugares del país públicos
dispuestos a escuchar cosas nuevas, que no se quedan sólo en la música que nos
ofrece el sistema. Todavía reconozco que falta ver de nuevo el rol de la
cultura en nuestra cotidianidad, como país, para tener un mejor aparato
cultural y que haya más laburo en todos lados.
¿Con que músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con muchos, y no por una
cuestión de compartir géneros musicales. Por ejemplo, me cabe mucho la movida
de pop que está surgiendo en Villa María y otros lugares de Córdoba también, porque
tiene un respeto grande por las canciones, por citar un ejemplo. También la
cumbia se está ramificando a muchos lugares nuevos y me pone muy contento. A lo
que voy es que las barreras de los géneros ya no satisfacen como antes; ahora
podés ser heavy y disfrutar de un tremendo disco de folklore, y no pasa nada.
¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Noto que en esta zona se está
gestando algo re lindo, y que si bien no está representado en un plano
meramente estético, existe una matriz o un sentimiento en común, partiendo del
respeto y la mutua admiración entre colegas artistas y el amor por lo que uno
hace, que es el principal motor.
¿Un disco?
Praderas, de Fabricio Amaya.
¿Una canción?
“Soy del mar”, de Tomás Ferrero.
¿Una frase?
“¿Cómo vas a tener mi esclavitud?”, Facundo Felipe.
¿Un espacio?
Las juntas, Catamarca.
¿Con quién continúa la serie?
Tomás Ferrero →
EL MÚSICO POR SU
CANCIÓN: “MÁS ONDA”
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