miércoles, 9 de marzo de 2016

#42 - Un día dije: se va todo al carajo, agarro mi guitarra, mi voz y mis piernas, nada más

Nicolás Trigo
Merlo, provincia de Buenos Aires.



¿Qué te acercó a la música?
La música en sí misma, desde muy chiquito me recuerdo escuchando música. Y cuando jugaba con los muñecos, inventaba historias de acuerdo a la música que pasaban en el radio o cosas así. Creo, sinceramente, que la música me crió más que cualquier persona. Y cuando veía un instrumento, sabía que quería tocarlo, pero no decía nada para que mi vieja no tuviera que gastar en eso. Sinceramente, no recuerdo un momento en particular, solo sé que no tengo recuerdo en que la música no esté presente en mi vida.

¿Cuáles fueron tus primeras incursiones?
A los nueve años formamos nuestra primera banda con dos compañeros, donde hacíamos temas de Spinetta, Tanguito, Guns N´ Roses, Metallica, Hendrix, Nirvana, por ejemplo. Yo cantaba. Hasta que pude comprarme una guitarra y fue ahí, con mi primera viola eléctrica estilo J. Hendrix, que supe que no pararía nunca de amar y tocar la guitarra. Así que mis primeras incursiones fueron rock al palo.

¿Tenés una metodología de composición y trabajo?
No sabría si llamarlo metodología. Tengo mis preferencias, por ejemplo la mañana, bien temprano. La mayoría de las canciones que compongo surgen con las primeras horas del día, porque de noche me deprimo, me salen oscuras o demasiado tristes. Después, si tengo una forma de componer, en cuanto a letra y música, la verdad es que no, dejo que la melodía elija encontrarse primero con la letra o con el ritmo y viceversa con todo. A veces armo y desarmo mucho, a veces hago las canciones casi a sordas, a veces sin siquiera agarrar un papel o un instrumento, después las toco y veo cómo quedaron. Pero nunca me sirvió una metodología, de hecho me aterra encontrarla creo.

¿Cuál es el momento más placentero del proceso musical?
Lo que más disfruto es improvisar, cuando sale bien, es como el orgasmo.

¿De qué hablan tus canciones?
No me limito en lo que quiero que digan mis canciones. Trato de abordar temas que conozco, o creo conocer, o haber tenido experiencia alguna, aunque no siempre, también me dejo volar, pero con esas soy más cuidadoso para no lastimar a nadie. Escribo mucho sobre lo social, ponéle, y a veces me paso de ácido, pero ahí voy aprendiendo. No me nacen las canciones “románticas” ni a palo, pero me gusta escuchar alguna que otra.

¿Qué esperás que pase con tus canciones?
Que dejen de ser mías.

¿Cuándo empezaste tu camino solista y por qué?
Empecé hará unos seis años. Y el por qué, supongo que quería dejar de limitarme. Trabajar con otrxs músicos es inmensamente hermoso, pero a veces se complica consensuar y más en lo que no tiene que ver con la composición o interpretación de la música, que es lo que más me importa. Toda la parte de salir, viajar, que flete, que esto, que aquello, que uno no puede, que el otro no quiere… Me cansó y un día dije: se va todo al carajo, agarro mi guitarra, mi voz y mis piernas, nada más.

¿Cómo ves la escena musical?
Me gusta creer que de a poco está cambiando. Me aburren los recitales y presentaciones tradicionales. Creo que hay que salir a la calle a tocar. Tocar en plazas, veredas y si es en bares o teatros, tirarle un onda diferente, qué sé yo. Digamos, hay quienes intervienen y logran una escena fantástica, y resulta hermoso, pero si solo se trata de luces y humo, yo paso, gracias.

¿Con qué músicos de tu entorno te sentís emparentado?
Con los músicos que son genuinxs consigo mismos y sinceros para la gente que los escucha o escuchará. No hago diferencia por estilos, admiro y trato con músicos trovadores y heavys, tangueros y hasta cumbieros, todo me gusta, siempre y cuando sea real. No me caben las bandas o solistas que pelean por “llegar” a ese lugar que no saben dónde queda ni hacia dónde los lleva y terminan prostituyendo y esclavizando las canciones y la música. Eso me pone mal, porque le faltan el respeto a lo que más amo. De esa ambición me alejo y por supuesto, de los músicos que la consumen y la venden.

¿Encontrás alguna identidad musical propia de tu zona o circuito?
Soy de la zona oeste del conurbano bonaerense y creo que hay una identidad, pero en la forma de llevar y traer la música, digamos, en los eventos, en el compartir, en la forma de llevar a cabo ese momento en que las canciones se abren al público. Después de la tragedia de Cromañón empezó a costar muchísimo tocar en bares, entonces surgieron nuevos espacios, los armamos, en casas abiertas y lugares públicos, esto creo que trajo a su vez muchos instrumentos nuevos y mucha solidaridad entre los músicos. Comenzaron a desaparecer bandas que sólo tenían guitarra, bajo y batería y surgieron bandas con violines, contrabajos y acordeones, por ejemplo. Esto creo que cambió muchísimo la identidad del circuito musical de esta zona y por supuesto los solitas se multiplicaron.

¿Un disco?
Canto que Grito, de Pablo Merletti.

¿Una canción?
“Cardo”, Fer Díaz.

¿Una frase?
Todo debe pasar por mi sangre, mis huesos, mi respiración, por el corazón de mi sangre, pues yo soy un poeta, no un hacedor de versos bonitos”, Dardo Dorronzoro.

¿Un espacio?
El que piso.

¿Con quién continúa la serie?
Continuamos con Francisco Allende  

EL MÚSICO POR SU CANCIÓN: "GRACIAS, HOY ME TOCA VIVIR"

4 comentarios: